En 1952 la revista Arbor publicó en su nº 84 una reseña de Carlos Quirós Rodríguez sobre la traducción al español de El collar de la paloma (طوق الحمامة) de Ibn Hazm (ابن حزم), obra de Emilio García Gómez. En ella Quirós, aparte de criticar severamente la traducción de García Gómez, ponía en entredicho la competencia lingüística y didáctica de éste y la Escuela que encabezaba, en estos términos (p. 461):
Quirós rondaba a la sazón los 68 años de edad y poco tenía que perder, aunque se haya dicho que de resultas de esta "polémica filológica" acabó en el ostracismo académico. De hecho, probablemente su condición de "arabista formado en Marruecos", lejos de los Beni Codera (al menos en la práctica; Ribera lo consideraba miembro de la escuela de Asín Palacios) y competente en árabe, lo había condenado ya a dicha exclusión (sobre Quirós y su dominio de la lengua, véase el artículo de Francisco Escobar, "Un arabista asturiano: Don Carlos Quirós", Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, 77, 1972, 709-728). No obstante, como puede verse en el recorte de prensa más arriba, tomado de La Vanguardia, el asunto debió depararle más de un quebradero de cabeza (como el supuesto ataque de Dámaso Alonso en Ínsula).
Lo interesante del caso es que ésta no era la primera vez que se acusaba a los Beni Codera de manejar "un árabe de fantasía". Lo había hecho ya Guillermo Rittwagen en 1909 en su De Filología Hispano-Arábiga. Ensayo crítico (p. 87, 100):
P.S.- Feliz 2010.
Un arabista español que, formado en Marruecos —donde vivió veintisiete años y medio, la mitad de ellos estudiando y la otra mitad estudiando y enseñando el árabe literal y el vulgar—, al llegar a Madrid se ha encontrado con un tercer árabe, que no acaba de comprender bien. Como tampoco comprende ciertas posturas cómodas, reñidas con una adecuada selección y preparación de los candidatos al árabe y con una investigación sobre asuntos árabes más eficiente y menos espectacular.La réplica de García Gómez, que veía en la reseña de Quirós una campaña del Opus Dei contra su persona, apareció en el nº 17 de Al-Andalus de ese mismo año y fue reproducida en el nº 87 de Arbor, pero en lo referente a ese "tercer árabe" no pasó de ser una huida hacia adelante y una reafirmación de su lealtad a la Escuela (p. 519):
Y es que en la enseñanza de este idioma hay que ir decididamente al arrumbamiento de los métodos anticuados y rutinarios aún imperantes, sustituyéndolos por otros más conformes con la realidad árabe. Ha de lograrse ante todo —so pena de no ser entendido— una pronunciación aceptable, y prestar, después, a la sintaxis —para cuyo estudio no existe, al presente, texto en castellano— la atención que se merece.
En lo que sí tiene razón mi objetante es en decir que mi conocimiento del árabe y el conocimiento del árabe que tradicionalmente se enseña en las Universidades de España desde los tiempos de Codera, y gracias al cual ha habido arabismo en nuestra patria, es diferente del conocimiento del árabe que él tiene.Ya en privado, García Gómez comentará a Miguel Cruz Hernández que no cree "en el árabe dirigido" y que cada cual hacía lo que podía, según su "vocación, las circunstancias y las posibilidades individuales y sociales". Tal vez no sea casual, además, la noticia publicada en aquel mismo número de la revista Al-Andalus sobre un congreso en Bagdad donde García Gómez "hizo en árabe una breve comunicación sobre Los estudios avicenianos en España, y a quien, en la sesión de clausura, el viernes 28, cupo el honor de hablar, también en árabe, en nombre de las delegaciones europeas" (p. 254).
Quirós rondaba a la sazón los 68 años de edad y poco tenía que perder, aunque se haya dicho que de resultas de esta "polémica filológica" acabó en el ostracismo académico. De hecho, probablemente su condición de "arabista formado en Marruecos", lejos de los Beni Codera (al menos en la práctica; Ribera lo consideraba miembro de la escuela de Asín Palacios) y competente en árabe, lo había condenado ya a dicha exclusión (sobre Quirós y su dominio de la lengua, véase el artículo de Francisco Escobar, "Un arabista asturiano: Don Carlos Quirós", Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, 77, 1972, 709-728). No obstante, como puede verse en el recorte de prensa más arriba, tomado de La Vanguardia, el asunto debió depararle más de un quebradero de cabeza (como el supuesto ataque de Dámaso Alonso en Ínsula).
Lo interesante del caso es que ésta no era la primera vez que se acusaba a los Beni Codera de manejar "un árabe de fantasía". Lo había hecho ya Guillermo Rittwagen en 1909 en su De Filología Hispano-Arábiga. Ensayo crítico (p. 87, 100):
Nuestros arabistas se han creado un árabe convencional para uso particular y propio, adoptando ideas y prejuicios particulares muy distantes de la realidad. Por eso, esos arabistas para los que ningún documento árabe es un misterio, están en estado de verdadera incapacidad para hablarlo cuando el caso llega. Y es que con buenos diccionarios al lado, se descubren todos los misterios del Escorial.Más recientemente otro arabista, Federico Corriente, ha hablado también de un "Arabist's Arabic" o árabe de arabista, aunque no exactamente en el sentido que un servidor le da.
Los alumnos aprenden un árabe convencional para enseñar mañana a su vez a otros alumnos, un árabe de fantasía. Poco importa que este lenguaje sea o no auténtico. [...] Nadie sabe el árabe que se habla en Marruecos; todo lo más, el árabe que se habla en España para uso de los subvencionados o de los que pretenden serlo.
P.S.- Feliz 2010.
4 comentarios :
Quizá conviniera tener en cuenta actualmente la nueva traducción crítica de Jaime Sánchez Ratia, de título El collar de la tórtola y la sombra de una nube, de cuya existencia yo me acabo de enterar por casualidad.
Yo sabía del proyecto por el propio autor, pero no que hubiera llegado ya a la imprenta. Será divertido cotejarla con la anterior...
Sí, divertido lo menos, vistos los antecedentes: «Podrá citarse el caso del recientemente fallecido Emilio García Gómez, y es bien cierto que sus publicaciones tienen un aliento superior a la media, pero no lo es menos que su singular conocimiento de la lengua de la que traducía – sumado al desenfreno que le conferían sus numerosos títulos y su caudillaje, tan característico del mundo académico español tras la dispersión republicana – hace que el embrujo de sus versiones cale más entre gentes impresionables por las fintas hueras de su prosa cervantina […] que entre los auténticos amantes de la poesía árabe, que no se dejan engañar por la visión simple y severa que sobre este arte tenía quien, en realidad, no hiciera sino ramonear por las dóciles praderas de colecciones de qita’a o las antologías antiguas».
Llevo tiempo preguntándome si Fórneas se refería a Sánchez Ratia cuando dijo (Arias, Feria y Peña, Arabismo y traducción, Madrid, CSIC, 2003, p. 57): "Contrasta la antología de Veglison con alguna otra reciente en la que hay más de una muestra de suficiencia, descalificaciones, lenguaje chabacano e incluso de mal gusto".
Publicar un comentario
No se permiten comentarios anónimos. El autor del blog se reserva el derecho a rechazar cualquier comentario que considere inadecuado, aunque no por ello se hace responsable de las opiniones vertidas por terceros en los admitidos y publicados.
Si lo desea, también puede dejar su comentario en la página del blog en Facebook.