31 de diciembre de 2009

Una lengua de oportunidades

La medida 1.6.1 del borrador del III Plan Integral para la Inmigración en Andalucía (PIPIA), correspondiente al período comprendido entre 2009 y 2013 ("Desarrollo de actividades formativas relacionadas con la enseñanza de idiomas extranjeros y la atención a la diversidad intercultural") incluía "la implantación de estudios de árabe en algunas Escuelas Oficiales de Idiomas que actualmente no lo tienen autorizado, así como el incremento del árabe, como segunda lengua extranjera, en determinados Institutos de Educación Secundaria", según la copia del borrador a la que he tenido acceso e informaban hace un par de días, entre otros, la agencia Europa Press y El País.

Lo llamativo del caso es que la Junta de Andalucía, tras divulgarse la información, se ha echado atrás y ha modificado el borrador del plan, eliminando la referencia a dicho incremento del árabe, que además no era del gusto del Partido Popular de Andalucía. Su presidente, Javier Arenas, ha dicho a Europa Press que la medida significaría "un clarísimo retroceso en relación a la integración" de los inmigrantes, y que "no contribuye en absoluto" a la misma. Lo que interesa a los niños inmigrantes, añade Arenas, es conocer "el castellano, el español, que es la lengua que les va a dar oportunidades", y "la implantación del bilingüismo que da una lengua de oportunidades, como el inglés u otras de naciones emergentes".

Releyendo estas declaraciones de Arenas me ha venido a la mente un artículo de Brigitte Perucca publicado en Le Monde el pasado 9 de septiembre con el título "La langue arabe chassée des classes" (mira por dónde), y que comienza así:

L'arabe, une langue d'avenir ? Les Danois y croient. Copenhague vient d'introduire, à cette rentrée, l'arabe dans les collèges. Tout en accélérant l'intégration des 10 % des 31 000 collégiens d'origine palestinienne, libanaise et irakienne, la capitale danoise veut préparer les bataillons de commerciaux qui partiront demain, espère-t-elle, à l'assaut des pays du Golfe. Un discours simple et pragmatique qui n'a pas cours en France, où l'enseignement de l'arabe, pourtant centenaire, est laissé à l'abandon par l'éducation nationale, au profit des mosquées qui ont capté la demande.
Que quelques lycées prestigieux de centre-ville regroupent des classes d'arabophones ne doit pas faire illusion. Reléguée dans les zones d'éducation prioritaire, la langue arabe ne parvient pas à quitter son ghetto. Dans l'enseignement secondaire, les effectifs sont faméliques : 7 300 collégiens et lycéens étudient la langue arabe, soit deux fois moins qu'à la fin des années 1970. Parmi ces élèves, 1 800 suivent les cours du Centre national d'enseignement à distance (CNED) et 1 500 résident à La Réunion et à Mayotte.
Comenta Perucca que allí en Francia muchos arabistas perciben este fracaso como un síntoma del rechazo hacia los magrebíes en la sociedad francesa, o dicho de otro modo: el árabe gusta tan poco como la comunidad que lo habla. No sucede así, como era de esperar, en todas partes: si el árabe, añade la periodista, está en crisis en los colegios y liceos, en las mezquitas, de cuyo currículo forma parte, está por el contrario en pleno boom; situación que en España podría ser distinta si se normalizara la aplicación del llamado "Convenio sobre designación y régimen económico de las personas encargadas de la enseñanza religiosa islámica en los Centros Docentes de Educación Primaria y Secundaria" firmado en 1996 por representantes del gobierno y de la Comisión Islámica de España, y llegara por fin a implantarse con éxito esta materia que ya cuenta hasta con un libro de texto, publicado por SM (una editorial marianista que ha recibido no pocas críticas por ello) y desenmascarado por Serafín Fanjul en la línea y jerga de "guerrero del antifaz" a las que tiene acostumbrado a su público.

Una "enseñanza pública del islam", cosa que no existe en Francia y que seguramente a ojos del PP tampoco contribuye en absoluto a la integración de quienes Fanjul denomina "moritos" (puesto que el islam, diría Arenas, no es la religión "que les va a dar oportunidades"), satisfaría parte de la demanda que tanto allí como aquí atienden las mezquitas, pero no la relativa al árabe, de manera que nos encontraríamos en la situación opuesta: con religión pero sin lengua ni eso que llaman "cultura de origen".

La enseñanza del árabe en secundaria es una antigua reivindicación del arabismo español, que ve en ella una salida profesional a su alcance y una forma idónea, al mismo tiempo, de despertar vocaciones tempranas, pero no con la vista puesta en los denominados heritage learners —en este caso alumnos de origen árabe—, sino dirigida a todos los públicos, ya que son muy pocos los licenciados en Filología Árabe (si exceptuamos a los hablantes nativos) capaces de comunicarse con fluidez en la lengua de los primeros o, si se me apura, con un conocimiento sólido de su cultura (que no tiene por qué coincidir con lo que el licenciado español medio entiende por tal o ha aprendido durante la carrera).

Lo lamentable, como en tantos otros asuntos relacionados de cerca o de lejos con el islam, es que el debate sobre la conveniencia o no de implementar una enseñanza u otra y el mejor modo de hacerlo suela verse oscurecido y desplazado de antemano por los prejuicios (en su inmensa mayoría negativos, pero también por algunos positivos), y que a menudo se proceda sin tener en cuenta la opinión de los interesados. ¿Sabe realmente Javier Arenas, por ejemplo, qué es lo que le interesa a los niños inmigrantes de origen magrebí o a sus tutores? ¿lo sabe la Junta de Andalucía? O más aún, ¿lo sabe alguien?

29 de diciembre de 2009

Amazig

Probablemente una de las castellanizaciones más desafortunadas que he visto, y con la que tengo la desgracia de toparme a menudo, es la voz 'amazige', propuesta al parecer por Mohand Tilmatine ("Una cuestión de denominación: ¿Bereber, amazigh o amazige?", El Vigía de Tierra, 4-5, 1998/99, pp. 65-75), para evitar el uso en español del francés amazigh. Nunca he entendido por qué no emplear sencillamente amazig, del mismo modo que existe 'tuareg' (también invariable) y no tuarege, o bien amaciga (masc. y fem.) como el padre Sarrionandia (cfr. amazic en catalán).

Mucho más rebuscado e incierto me parece el mazigio de Manuel Suárez Rosales, aunque a decir verdad tampoco soy partidario de prescindir del tradicional 'bereber', que en español no tiene más connotación peyorativa que la que se le quiera dar. Por eso hago desde aquí un modesto llamamiento a mantener este último o, en su defecto, a adoptar la forma amazig o la más castiza amaciga, antes de que prospere aún más la sugerencia de Tilmatine.

Indologie und al-Andalusologie

Acabo de terminar de leer la antología Orientalism: a Reader, elaborada por A. L. Macfie, y uno de los textos que más me han llamado la atención es el nº 31: "Indology, Power, and the Case of Germany", que forma parte de un artículo de Sheldon Pollock publicado en 1993 con el título "Deep Orientalism? Notes on Sanskrit and Power beyond the Raj". En él, Pollock sostiene que la indología alemana de los siglos XIX y XX ayudó a sentar las bases ideológicas del nacionalsocialismo, y que, como indica Macfie (p. 303):
Orientalism, as a discourse of power, may be directed not only outwards, towards a distant people, state or culture, but also inwards, towards a part of the national political culture that produced it.

Palabras que convienen perfectamente a ese orientalismo carpetovetónico que fue el arabismo español (el de los Beni Codera), empeñado en hispanizar Al-Ándalus para integrar, como dice Manuela Marín, "su realidad en la narración histórica de la nación española" y dando lugar a la creación de un esencialismo, como ha descrito más extensamente Eduardo Manzano. Por otra parte, si en Alemania el orientalismo oficial se puso al servicio del nacionalsocialismo, como pone de manifiesto la tesis doctoral de Ekkehard Ellinger, Deutsche Orientalistik zur Zeit des Nationalsozialismus 1933-1945, publicada en 2003 (véase, p. ej., esta reseña de Rolf Behrens), muchos arabistas españoles de renombre hicieron lo propio en el caso del franquismo. El mejor ejemplo es, sin duda, el artículo que Asín Palacios publicó en 1940 en el Boletín de la Universidad Central, con el título "Por qué lucharon a nuestro lado los musulmanes marroquíes", pero no lo es menos su actividad en el recién creado CSIC, la de González Palencia como juez instructor de expedientes de depuración, la de diplomático de García Gómez entre 1958 y 1969 o la de Miguel Cruz Hernández, por las mismas fechas, como alcalde de Salamanca primero y luego gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Albacete.

Ciertamente la adhesión del arabismo oficial al franquismo fue circunstancial y vino dada por sus tendencias conservadoras, sin que ello supusiera cambio alguno en la línea de la Escuela ni añadiera gran cosa a las bases ideológicas del nacionalcatolicismo. Tal vez hay por ello quien considera que traerla a colación está fuera de lugar (coincidiendo, no casualmente, con el debate nacional en torno a la conveniencia de la llamada Ley de Memoria Histórica) o que es del todo irrelevante, máxime cuando aquel arabismo no vivió, que sepamos, una contienda académica, paralela a la civil, entre arabistas nacionales y arabistas republicanos. Tanto es así que no sabría decir, de hecho, si entre estos últimos puede contarse alguno más aparte de Salvador Vila, fusilado en 1936. Lo que parece seguro, a juzgar, p. ej., por esta nota de Vila publicada en 1934 con motivo de la muerte de Ribera, es que ser de uno u otro credo político no afectaba a la idea que se tenía de la función del arabismo (Vila habla del "apostolado" de Ribera y de "reconstruir una época de nuestra historia orgánica"), y que las diferencias, de haberlas, eran más bien personales:
No ha quedado ningún documento que indique cuáles fueron las relaciones entre Salvador Vila y Emilio García Gómez en vida de ambos, pero sí algún relato oral y determinadas actuaciones que permiten asegurar la poca estima que don Emilio tenía por Salvador. Su peculiar manera de ser le hacía hipercrítico y de Salvador le distanciaba su pasión por la cultura germana y su talante liberal.
---Mercedes del Amo, Salvador Vila. El rector fusilado en Víznar, 2005, p. 242. (Del Amo pasa por alto que además la esposa de Vila era judía. Sobre el antisemitismo del reverenciado García Gómez —"don Emilio"—, ya se ha comentado algo aquí y aquí.)

Yo diría, a propósito de este culto más o menos obvio al vigía de Al-Andalus, que lo relevante no es en efecto la adhesión al franquismo de aquel arabismo nacionalcatólico, claramente hostil a todo cuanto no fuera, valga la redundancia, nacional (por español) y católico (salvo a efectos propagandísticos), sino la actitud hacia éste de su heredero, el democrático, ya sea de reivindicación incondicional, más o menos edulcorada; o de ambigüedad, pero en cualquier caso muy poco dado a la crítica abierta, siquiera de ideas y posturas que, más allá de ser política o diplomáticamente incorrectas, aportan nuevos ejemplos de la naturaleza denigrante del orientalismo, incluso en ausencia de un proyecto colonial:
Por lo de gentuza habrá V. comprendido que el islam moderno me inspira cada vez menos simpatía. No lo puedo remediar. Los que expulsaron los moros de España me parecen ahora más sabios que Salomón. ¡Limitémonos a nuestros buenos amigos de la Edad Media, Abenhazám, Abenarabi, mis poetas de ahora, etc. y en general al especial islam español que tan maravillosamente describe D. Julián en las págs. 74-75 del tomo I del Homenaje! [...] Claro es que el islam actual está estropeado por Europa; pero pasa una cosa particular: aunque intelectualmente comprendo que son los indígenas los que tienen razón en protestar contra la intromisión europea, sentimentalmente deseo que los europeos los den definitivamente en la cabeza.
---Emilio García Gómez, Viaje a Egipto, Palestina y Siria (1927-1928). Cartas a Don Miguel Asín Palacios, Madrid, 2008, p. 68.

P.S.- Con respecto al orientalismo alemán, he aquí un par de referencias (cortesía de Jesús de Prado) que aún no he tenido ocasión de consultar (por si alguien las tiene a mano).

22 de diciembre de 2009

Arabismo matemático

Hojeando en Google Libros un artículo de Eduardo Manzano Moreno, investigador del CSIC, titulado "Desde el Sinaí de su arábiga erudición" (Una reflexión sobre el medievalismo y al arabismo recientes), me topo con lo siguiente:
Algunas disciplinas tienen la saludable costumbre de plantearse con cierta frecuencia cuestiones sobre sus tendencias y orientaciones, discusiones sobre sus ámbitos de estudio, o reflexiones, en fin, sobre sus relaciones con otras disciplinas afines o al menos cercanas. Tal es el caso del arabismo, una disciplina que siempre se ha caracterizado por albergar un discurso subyacente bastante autocrítico, no sólo en nuestro país, sino también fuera de él. [p. 213]

Sin embargo, yo creo que sí existe una seña de identidad dentro del arabismo español que sus más conspicuos cultivadores, por muy distintas que sean sus tendencias o sus intereses, han defendido con una gran tenacidad desde los tiempos de Francisco Codera: me estoy refiriendo a la insistencia filológica en la importancia del dato preciso y exacto, algo que incluso tiene su justificación en la propia morfología de la lengua árabe, tantas veces comparada con un mecanismo de relojería de alta precisión. [p. 226]
---Eduardo Manzano Moreno, "Desde el Sinaí de su arábiga erudición", Al-Andalus/España. Historiografías en contraste. Siglos XVIII-XXI, Madrid, 2009, 213-30 (213, 226).

Y francamente no salgo de mi asombro. ¿"Un discurso subyacente bastante autocrítico"? Desde luego no en el ámbito filológico, que es tanto como rebatir, de paso, eso de "la insistencia... en la importancia del dato preciso", aunque es difícil argumentar puesto que Manzano no da ejemplos, ni de lo primero ni de lo segundo. Yo por mi parte citaré un artículo del propio autor, publicado hace nueve años (p. 34-5):
En vano se buscará en el naciente arabismo español figuras punteras en la investigación filológica como pudieron ser Lane-Pool, Dozy, o el propio Brockelmann. En vano se buscará en la producción arabista del siglo pasado o de comienzos del presente grandes obras de investigación filológica [...] comparables a las que contemporáneamente estaban viendo la luz en Europa. [...] De hecho, la incorporación de nuestro país a lo que suelen ser consideradas grandes empresas del trabajo filológico en el campo de los estudios árabes sólo se ha producido en las últimas décadas y, como bien es sabido, ha sido el fruto de esfuerzos individuales que tienen nombres y apellidos propios.
Y al que es en mi opinión el único arabista verdaderamente crítico con el gremio, y sin duda el más autorizado en lo relativo a cuestiones lingüísticas:
Conocemos las anécdotas de la frustración de prestigiosos arabistas, españoles y extranjeros, incapaces de comunicarse oralmente con arabófonos, y sospechamos que su reacción fuera, en algunos casos, la de condenar explícita o implícitamente toda salida de la torre ebúrnea de la filología medieval, que se limitaba a editar, traducir y estudiar los textos, de un modo un tanto artesanal y que hace aguas más a menudo de lo que se reconoce, por falta de base lingüística y sens de langue.
---Federico Corriente, Las etimologías árabes en la obra de Joan Coromines", L’obra de Joan Coromines, Sabadell, 1999, pp. 67-88 (69).
Nos encontramos con el hecho sorprendente de una escuela de arabistas desinteresada de la enseñanza del árabe, al menos en la medida reflejada por una casi total ausencia de buenas gramáticas, crestomatías y diccionarios y una considerable despreocupación por la competencia comunicativa y la exactitud de las ediciones y traducciones, con pocas aunque honrosas excepciones.
---Federico Corriente, "La lexicografía árabe en España: pasado, presente y futuro", en M. Hernando de Larramendi y G. Fernández, Pensamiento y circulación de las ideas en el Mediterráneo: el papel de la traducción, Cuenca, 1997, p. 133-147, (139).

Además de remitirme a una de mis entradas anteriores, "Sens du burnous", dedicada al terreno de la traducción. Creo, además, que es bastante significativo que la mayor parte de los pocos atisbos de autocrítica que se están viendo provengan de arabistas que trabajan en este campo. Pienso, p. ej., (وليس على سبيل الحصر) en esa carga de profundidad que es la selección de entrevistas Arabismo y traducción, de Juan Pablo Arias, Manuel Feria y Salvador Peña, o en la labor de los dos primeros en la recuperación y revalorización de ese otro arabismo que fue el llamado africanismo, tan denostado en su momento por Codera y alguno de sus seguidores.

Por otro lado es muy interesante que Manzano asocie esa pretendida "auto-exigencia de rigor filológico", exasperante pero justificada y acertada, con "la propia morfología de la lengua árabe, tantas veces comparada con un mecanismo de relojería de alta precisión", como hacen, efectivamente, arabistas españoles y extranjeros:
Asín, perfeccionando el método de Codera, había reducido la enseñanza del Árabe clásico a una especie de matemática lingüística, a la que se presta señaladamente la peculiar naturaleza de los idiomas semíticos. Una vez clarísimamente expuesto en unos minutos un problema de morfología, y reducido sobre la pizarra a fórmulas casi algebraicas, donde los caracteres eran sustituidos por rayitas, todos abríamos la Crestomatía francesa de Derenbourg y Spiro. —Página tal, línea tal, palabra cual. Y había que buscarla y analizarla, reduciéndola a las fórmulas abstractas. Era ciencia, y ciencia apasionante.
---Emilio Garcia Gómez, "En la jubilación de don Miguel Asín", Al-Andalus, 6 (1941), 2, 266-270.
To the Western student unfamiliar with the schematic morphological structure of Semitic languages, the first experience with Arabic suggests an idea of almost mathematical abstraction. The perfect system of the three radical consonants, the derived verbal forms with their basic meanings, the precise formation of the verbal noun, of the participles—everything is clarity, logic, system, and abstraction. The language is like a mathematical formula. This is, of course, a first notion but it also is the ultimate truth. In between there lies the great body of the language: rich and various, with its pitfalls and puzzles, but what impresses itself upon the mind is the abstract idea.
---Jaroslav Stetkevych, The modern Arabic literary language: lexical and stylistic developments, Georgetown University Press, 2006 (1970), p. 2.

Comparación, sin embargo, cuya validez queda en entredicho cuando llega el momento crucial de poner el mecanismo en marcha, como señalaba Julián Ribera en un párrafo memorable:
El árabe es una lengua de estructura gramatical muy regular; las piezas de su esqueleto tienen sencillez casi matemática y apenas han sufrido sensibles desgastes por el uso; su escritura, taquigráfica y breve, se aprende en pocas horas; pero... pero... ocurre con esa lengua lo que con el habla de los niños que empiezan a balbucir: los entiende su madre.
---Julián Ribera, Disertaciones y opúsculos, II, 1928, 466.

Y lo que es más relevante: no sólo a la hora de la comunicación oral, como podría desprenderse del comentario, sino a la de traducir, llamando poderosamente la atención cómo el discípulo de Codera vislumbra incluso (p. 399) alguno de los riesgos que se derivan de una competencia lingüística insuficiente:
Al comenzar el estudio de la lengua, encuentran [los propios arabistas] dificultades en los textos más sencillos, y a fuerza de idas y venidas al diccionario y de hipótesis y cavilaciones para interpretar la más rudimentaria idea, llegan a creer que la lengua árabe tiene misteriosas sugestiones [...]. Luego, a medida que se familiarizan, se van condensando las etéreas y vagas concepciones, y acaban por cristalizarse en desdén de la civilización musulmana y en odio a todo lo árabe.
Teniendo todo esto en cuenta, uno se pregunta si Manzano, que reconoce transitar "por la calle de en medio", entre medievalismo y arabismo, no habrá interpretado como exceso de celo filológico un curioso vicio de nuestro colectivo que consiste en ver la paja lingüística en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Me viene a la mente, p. ej., ese retintín despectivo con que algunos colegas dejan caer que la formación lingüística de tal historiador o arqueólogo, interesado en Al-Ándalus, se reduce a un curso de verano en el Instituto Bourguiba, como si la del arabista español medio fuera sensiblemente superior (a pesar, en no pocos casos, de estancias mucho más largas en el mundo árabe, lo cual, sin entrar en más detalles, nos sitúa ya en una posición bastante más comprometida).

De esta falta general de competencia lingüística, y de autocrítica al respecto, debería tener sobrado conocimiento Manzano, puesto que no sólo es un secreto a voces dentro y fuera del gremio, sino que además fue el tema de mi intervención en un congreso organizado por la ALECSO y celebrado en SOAS el año pasado sobre el estudio del mundo árabe en las universidades occidentales, que contó con su valiosa presencia. Ésa es sin duda la parcela que yo mejor conozco, pero tengo la impresión de que tampoco en el resto abunda la autocrítica, que además no es tanto, entiendo yo, criticar los vicios de quienes nos antecedieron, sino ante todo los nuestros, algunos de los cuales, por desgracia, siguen siendo los mismos. A este respecto es curioso observar cómo tanto el epónimo de la tribu, Codera (que "por lo tardío de su vocación y por el desierto de buenos antecedentes españoles inmediatos", según García Gómez, "no llegó a poseer con total perfección la lengua árabe") como su discípulo Ribera e incluso Asín Palacios, cada cual a su manera, abordaron en algún momento lo que yo llamo el problema de la lengua; y cómo éste, a continuación, desaparece prácticamente de la introspección arabista de la mano de García Gómez (y no, obviamente, porque se hubiera resuelto de la noche a la mañana), hasta que lo recupera Federico Corriente.

Ante esto cabe preguntarse si lo conveniente, en lugar de hablar de "rigor filológico", no sería por el contrario revelar este secreto, que ya lo es a voces, y dar paso a otro rigor, crítico, que nos haga más creíbles.

P.S.- Envío el enlace de la entrada al interesado por si tuviera interés en ejercer su derecho de réplica.

20 de diciembre de 2009

Montazeri

Ayer, 28 de azar (آذر) de 1388 según el calendario iraní, y segundo día del nuevo año 1431 según el islámico, falleció en la ciudad de Qom, a la edad de 87 años, el gran ayatolá Hosseinali Montazeri (آيت الله العظمى حسينعلى منتظرى), célebre por haber cuestionado durante años la islamicidad (y por tanto la legitimidad) del régimen instaurado tras la Revolución de 1979, y abogar por el respeto de los derechos humanos y civiles de todos los iraníes (incluidos los bahaíes, aunque con ciertos matices), lo que le valió su destitución, a finales de los 80, como sucesor del ayatolá Khomeini (خمينى) y, más recientemente, varios años de arresto domiciliario.

"La oposición iraní", titula El País, "pierde a su líder espiritual", mientras que Le Monde habla del "père spirituel des réformistes".



Como señala hoy la BBC en persa, con la publicación hace unos años en Internet de sus memorias (خاطرات —aunque más bien se trata de una larga entrevista con un grupo de alumnos, seguida de 255 apéndices documentales—),  Montazeri hizo pública una serie de cartas y testimonios históricos sobre la Revolución y la República Islámica que junto a sus comentarios, añadiría yo, constituyen una referencia indispensable para la historia del Irán contemporáneo.

Según ha anunciado la oficina de Montazeri, la comitiva fúnebre del difunto partirá de su residencia en Qom, mañana lunes a las 9:00.

16 de diciembre de 2009

Para que vean

La entrada de hoy se inspira en un mensaje que he recibido hace poco de un conocido, con este texto:

[Asunto:] para vuestros alumnos y para que os riais [sic] un rato
[Cuerpo del mensaje:] para que vean ¡¡que hasta un primer ministro árabe tiene problemas con el fusha!!
Y acompañado de este enlace a un vídeo de Youtube protagonizado por un Saad Hariri (سعد الدين الحريري) que no hace más que atrancarse al pronunciar un discurso en árabe fus'ha (اللغة العربية الفصحى) ante la cámara de representantes de su país, e intercalado con varias escenas de la comedia egipcia Los chicos se han hecho mayores (العيال كبرت), en las que uno de los personajes, atascado en un dual mientras lee una carta, pregunta si está en árabe, y al responderle otro que sí, replica: "Yo soy de cultura alemana" (أنا ثقافتي ألمانية). Y para demostrarlo espeta: "Give me hamburger!" (tratando de darle un tono alemán).

Lamento ser aguafiestas y susceptible, pero es curioso que si uno lee por encima los comentarios al vídeo, la mayoría en árabe, difícilmente encontrará alguno parecido al del mensaje. Lo que se apunta, en general, es la falta de formación o de capacidad intelectual del primer ministro (como sucede con el personaje de la comedia), pero no la dificultad intrínseca de la lengua. De hecho todos estamos acostumbrados a que la televisión, de vez en cuando, nos entretenga con lapsus de mal orador como éstos, tan habituales en eso que llaman "la clase política", pero no por ello determinamos que el problema se deba al registro lingüístico empleado, que es, además, el esperado. Me viene a la memoria, p. ej., cómo hace tiempo se le reprochaba a cierto ministro, saudí si mal no recuerdo, que en una comparecencia ante los medios hubiera utilizado en masculino la palabra حرب ('guerra', que en árabe es femenina como en español pero no lleva marca morfológica alguna que lo indique).

Ya en una entrada anterior abordé el tópico de que "ni los árabes saben su lengua", tan del gusto de algunos colegas, a los que el menor error o desliz en el uso de este árabe por parte de un nativo (o pseudonativo, si tenemos en cuenta que este árabe normativo en realidad no es la lengua nativa de ningún arabo-parlante) les provoca una satisfacción malsana, por cuanto ven en ello una justificación o atenuación de su propia incompetencia en todo aquello que implica un manejo efectivo de la lengua, es decir, más allá de ese cierto conocimiento hiperteórico, libresco y taxonómico, que adquirieron en sus años de estudio. Víctimas propicias de esta vendetta didáctica son, p. ej., los llamados "estudiantes de herencia" (heritage learners), cada vez más numerosos en las aulas, aunque ese recelo hacia el hablante nativo viene de lejos y llega a traducirse en una especie de antagonismo:
No negamos la utilidad de los «arabófonos» y hasta los deseamos entre nosotros; pero, por esencia y voluntad, no somos «arabófonos», sino «arabistas españoles».
---Nota de la redacción, "Primer centenario del nacimiento de don Julián Ribera Tarragó", Al-Andalus, 23 (1958), 207-209, 209.

Huelga decir que, en efecto, es cierto que los propios arabo-parlantes tienen dificultades con el árabe fus'ha (y más aún con lo que Mustafa Mughazy denomina "super fus'ha"), como en general los tiene cualquier hablante, más o menos, en la medida en que su idiolecto difiere de la norma lingüística que impera en su sociedad, con el agravante de que la diferencia en el caso del árabe es tal que nos encontramos realmente ante lenguas distintas. Si a ello se le añaden unas elevadas tasas de analfabetismo, los resultados son más que previsibles. Es más, hay quien considera que esa diferencia entre la lengua cotidiana y la norma tiene un efecto negativo en el proceso mismo de alfabetización, ya que éste se lleva a cabo en la segunda. En otros casos, sin embargo, la falta de competencia se debe a una escolarización en otro idioma:
For a relative latecomer to the classical idiom such as myself —someone who did not learn it as part of a specifically Islamic training, or in the national Arab (as opposed to colonial) school system— I still have to think consciously about putting a classical sentence together correctly and clearly, with not always elegant results, to put it mildly.
---Edward Said, "Living in Arabic", Al-Ahram Weekly, 667 (2004).

Pero en definitiva y aunque pueda resultar una perogrullada, uno tiene problemas con el fus'ha en la medida en que no lo ha aprendido bien, o lo ha aprendido pero no está habituado a utilizarlo, tanto si se es árabe y primer ministro como si se es español y arabista. Para bien o para mal, hablar un idioma y ser un buen orador son cosas diferentes, y el árabe coloquial de Hariri cuando dice al final del vídeo que se ha acabado el agua (خلصت المي), o el de Nabih Berri (نبيه بري) preguntándole si quiere que alguien termine en su lugar, no sólo también es árabe, sino muy práctico. Y aquí es a donde quería ir a parar: si los errores que cometen los árabes o su ignorancia de la norma justifican una competencia raquítica en árabe fus'ha, común entre los arabistas, ¿qué es lo que justifica la ignorancia del otro árabe, el dialectal, mucho más extendida? O dicho de otro modo, ¿por qué quienes más insisten en que "ese árabe no lo hablan, escriben, etc., ni los árabes" suelen ser, precisamente, quienes no hablan ni uno ni otro? (La pregunta es retórica, pero se admiten respuestas.)

10 de diciembre de 2009

Aspiraciones

Preparando con unos colegas una serie de descripciones fonéticas para un método básico de lectoescritura me topé con que muchas gramáticas del árabe no indican la leve aspiración de los fonemas /t/ y /k/, correspondientes a las grafías ت y ك (y no me refiero a la ت africada de los marroquíes que "tsetsean"). En un primer momento pensé que mi oído de no nativo me traicionaba y que, contrariamente a lo que yo percibo, dichos fonemas no se aspiran. Sin embargo, enseguida encontré varias referencias que confirmaban mi impresión, tanto para el árabe clásico como para el egipcio y el sirio, y en la mayoría de las cuales se tiene en cuenta la mayor aspiración de estos fonemas en inglés:
It is important to draw the attention of the reader that both in English and Arabic the plosive /t/, /k/ and /p/ (only in English) are aspirated; the should be occasionally transcribed as [...] to remind the learners in whose native language those sounds are unaspirated.
---Edward Y. Odisho, Techniques of Teaching Comparative Pronunciation in Arabic and English, 2005, p. 25.
The voiced plosives are fully voiced and unaspirated, whereas the voiceless ones are aspirated, with the exception of [q], which is never aspirated.
---Daniel L. Newman, "The phonetic status of Arabic within the world's languages: the uniqueness of the lughat al-daad", Antwerp papers in linguistics (2002), p. 67.
Although Arabic t (and k) are slightly aspirated in similar contexts, the aspiration is so slight in comparison with English that the learner should pronounce the Arabic consonant as his unaspirated st- (sk-) context.
---T.F. Mitchell, Pronouncing Arabic I, 1993, p. 42.
The ت t, like English t, is often aspirated (that is, it is produced with a slight puff of breath), while ط t is not aspirated.
---Peter F. Abboud, Ernest Nasseph McCarus, Elementary Modern Standard Arabic: Pronunciation and Writing; Lessons 1-30, 1983, p. 32.
/k/: The most common allophone is a velar voiceless aspirated stop. [...] /t/: The most common allophone is a voiceless dental aspirated stop. In final position, /t/ is in free variation, either aspirated released or unreleased —mostly released.
---Salman Al-Ani, Arabic Phonology: An Accoustical and Physiological Investigation, 1970, p. 32; 44.

Bohairic and Cairene voiceless stops are aspirated. [...] Since the aspiration of voiceless stops is also a feature of classical Arabic, such aspiration in Cairene Arabic may be considered original.
---Wilson B. Bishai, "Nature and Extent of Coptic Phonological Influence on Egyptian Arabic", Journal of Semitic Studies, 6 (1961), p. 175.
Voiceless Dental Stop. Differs from English t in the same respect as d from English d; generally somewhat less aspirated than English t in 'take'. [...] Voiceless Stop. Like English k, its point of articulation varies between mediopalatal and velar, depending on neighboring sounds. It generally has somewhat less aspiration in release than English k, an is often unreleased finally.
---Mark W. Cowell, A Reference Grammar of Syrian Arabic, 2005, p. 3-4.

Y de la misma opinión es Wolfdietrich Fischer (A Grammar of Classical Arabic, 2002, p. 19, n. 2), en cuyo caso merece la pena detenerse por el curioso reproche ad verecundiam que le hacía el difunto Alan S. Kaye en una reseña de la obra:
Fischer states that /t/ is aspirated. There is no mention of aspiration in W.H.T. Gairdner, The Phonetics of Arabic (London: Oxford Univ. Press, 1925), 15-17, nor in Wright, 1:5, in which Arabic /t/ is compared to the Italian dental, i.e., without aspiration.
Y que le lleva a uno a preguntarse cuánto hay de percepción o contraste y cuánto de imitación (en este caso no ciega, sino más bien sorda) en la descripción tradicional de estos fonemas, y qué repercusiones tiene todo esto desde un punto de vista didáctico.

9 de diciembre de 2009

San Esteban, ¿mártir?

Yo de arqueología no sé mucho, la verdad, por no decir casi nada, pero tengo la impresión de que un yacimiento como el de la foto, un arrabal árabe de los siglos XII-XIII, no aparece todos los días. Éste ha aparecido en Murcia, en el lugar donde se quiere edificar un aparcamiento subterráneo, y se puede ver en directo.

Un informe del Servicio de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo del gobierno regional, publicado en el sitio web del diario La Verdad describe en estos términos los restos hallados:

Singularidad
El tramo de distrito urbano hallado en el jardín de San Esteban pertenece a una cultura musulmana bien documentada con otros hitos en el tejido urbano de la ciudad de Murcia, pero la singularidad de los nuevos restos es que pertenecen a una barriada extramuros, de la que no se tenían documentación ni información, por lo que adquiere una nueva dimensión la historia de la medina Mursiya, en un sector a su noroeste.

Monumentalidad
El nivel de monumentalidad no se mide aquí por el nivel de cota conservado ni por unos excepcionales valores estéticos intrínsecos al yacimiento, en este caso es la fortuna de haber exhumado un conjunto urbano islámico, con calles, viviendas y elementos del equipamiento urbano de los siglos XII-XIII, complejo urbanístico fácilmente comprensible para el conjunto de la sociedad y que da una imagen inexistente hasta ahora en la propia Murcia y en otras medinas hispanas. Además, el sector hallado, si bien no destaca por el desarrollo vertical de la mayoría de sus estructuras, si es notable, en su zona principal, por la conservación completa de las estructuras en planta o desarrollo horizontal.

Valor histórico
[...] Para San Esteban es evidente de que [sic] comporta nuevas circunstancias históricas y urbanísticas medievales, pues se trata de un arrabal árabe que se nos muestra con una imagen no exactamente coincidente con la que se le presuponía.
Más entusiasta es José María Luzón, catedrático de Arqueología de la UCM, que en declaraciones a La Verdad sostiene que el yacimiento "es una mina de oro" y que no se puede ni debe trasladar, como pretenden al parecer las autoridades (reubicándolo sobre el aparcamiento, una vez construido) y a lo que se opone también el Colegio Oficial de Arquitectos de la ciudad, que ha hecho pública una serie de comentarios sobre el informe y organiza unas jornadas de patrimonio histórico que tendrán lugar en su salón de actos los días 15, 18 y 21 de este mes, a las 19:30, para "intentar dar un mínimo de rigor científico a la polémica que se ha generado en torno a los restos aparecidos en S. Esteban", con la participación de especialistas en arqueología y arquitectura islámica como Julio Navarro, Antonio Almagro y Jorge Alejandro Eiroa.

Todavía no está muy claro qué va a ocurrir, pero en la mente de muchos está la destrucción, en 1953, de los baños árabes de la c/ Madre de Dios, declarados monumento histórico-artístico en 1931, con motivo de la apertura de la Gran Vía, por entonces Avda. de José Antonio (véase, p. ej., A. Martínez-Mena, "La destrucción del patrimonio arquitectónico y su reflejo en la ciudad de Murcia", Imafronte, 17, 2003-4, 127-146). Entretanto se suceden las iniciativas ciudadanas de todo tipo, como ésta virtual, a través de Facebook, que suma ya casi 14.000 seguidores, para proteger los restos.

[Actualización a las 22:00:] Si antes lo digo... Ahora Valcárcel, el presidente de la CARM, defiende que "la magnitud" de los restos hallados en San Esteban "hace imposible la construcción de un aparcamiento", poco después, curiosamente, de que el Juzgado nº1 de la ciudad ordenara la paralización cautelar de los trabajos en el yacimiento.

8 de diciembre de 2009

Érase esta vez

El cineasta tunecino Hichem Ben Ammar (هشام بن عمار) acaba de presentar en Internet su último documental, rodado en formato digital y cuyo título en árabe (كان يا ما كان في هذا الزمان) es un juego de palabras que ha tratado de respetarse en sus distintas traducciones (Un conte de faits, Once upon our time), y a las que yo añadiría la mía en español: Érase esta vez. El documental acompaña a Anès Romdhani (أنس الرمضاني), un virtuoso de 13 años de edad nacido en un barrio popular de Túnez que, iniciado en la música por el verdadero protagonista de la historia, su padre, un modesto trombonista, sigue una fulgurante carrera que le ha llevado a la prestigiosa Yehudi Menuhin School, cuyo objetivo es ofrecer formación y un ambiente idóneo a niños de todo el mundo con dotes extraordinarias para la música.

Por desgracia la filmografía de Ben Ammar, un rosario de retratos sociológicos que van del boxeo a la pesca con almadraba, del fútbol visto por las tunecinas al Cafichanta de Bab Souika (باب السويقة), resulta bastante inaccesible, de manera que... quien pueda, que la vea.

5 de diciembre de 2009

Películas de Irán en persa y árabe

Leyendo hace unos días una serie de noticias en EL PAÍS sobre el hostigamiento (más que previsible, por cierto) de las nuevas autoridades iraquíes contra los llamados Muyahidín del Pueblo (مجاهدين خلق), acogidos en el país por el régimen anterior, me vino a la mente una película iraní, titulada Night Bus (اتوبوس شب), que vi a finales del pasado mes de septiembre en el canal 2 de la red Jaam-e Jam (جام جم), y que me gustó bastante. De entrada, he de confesar, pensé que sería una de tantas películas bélicas en blanco y negro ambientadas en la guerra Irán-Iraq (que los iraníes denominan habitualmente "Sagrada Defensa", دفاع مقدس); pero no, más bien se trataba de una nueva forma de enfocar este género que se aprecia también en la taquillera y cómica Ekhrajiha (اخراجی ها), del sin embargo y paradójicamente ultra-conservador Masoud Dehnamaki (مسعود ده نمکی —convertido últimamente en el "Michael Moore de Irán" según The New York Times—).

Pero si algo me gustó y me entretuvo de la película, aparte de este nuevo enfoque, fue la mezcla en los diálogos de persa, árabe (el de los prisioneros, subtitulado) y, sobre todo, de árabe no nativo: el que chapurrea عيسى, el joven recluta (ver, p. ej., a partir del minuto 14:45 y del 28:00); pero también el de uno de los prisioneros (minuto 29:08), al que delata la entonación, a menos que se trate de un acento juzestaní (خوزستاني), aunque no lo parece (véanse a modo de ejemplo las grabaciones contenidas en Maryam Shabibi, "Khuzestani Arabic: a case of convergence"); y menos aún jorasaní (خراساني), es decir, del otro extremo de Irán, como el de estas grabaciones (transcripción y traducción al alemán aquí), aunque este último "suene más a persa".

Al margen de detalles, el chapurreo del recluta me recordó a la situación actual del árabe en Irán, que se rige por el art.º 16 de la Constitución vigente:

Puesto que la lengua del Corán y de las ciencias y las enseñanzas islámicas es el árabe, y que la literatura persa está completamente impregnada de ella, ésta debe enseñarse tras el ciclo de primaria y hasta el final de la secundaria en todos los cursos y especialidades.
Cosa que suele hacerse como si se tratase de una lengua muerta (es decir, de manera muy parecida a como se enseña aún en muchas partes del mundo), con el resultado de que muchos iraníes, a pesar de haberla estudiado varios años, apenas pueden mantener una conversación en ella. Véanse, como ejemplo de esto que digo, las recomendaciones de Alireza Farghani (عليرضا فرقاني) en su artículo "La enseñanza del árabe en Irán: objetivos, retos y soluciones" (آموزش زبان عربي در ايران: اهداف، چالش ها، راهكارها), sobre cómo enseñar el árabe a los iraníes (p. 334) y mejorar la situación de dicha actividad docente (p. 340). De dos sesiones semanales, p. ej., una, dice Farghani, ha de dedicarse al "aprendizaje de la lengua (reglas de morfología y sintaxis)", y la otra, a la "lectura y traducción de textos" dictados previamente por el profesor.

Algunos factores que afectan a la cuestión pueden resultar igualmente familiares. En su artículo sobre los orígenes de la problemática del árabe en las universidades iraníes (ريشه يابى مشكلات آموزش زبان عربى در دانشگاه هاى ايران), Hojjat Rasouli (حجت رسولى) menciona, aparte de un descenso en el nivel de la enseñanza preuniversitaria, el desinterés de los estudiantes hacia la lengua, motivado por una visión negativa de los países donde se habla.

Interesante, ¿no?

4 de diciembre de 2009

Sens du burnous

Me comentaba hace poco un colega, a propósito de la falta de sens de la langue entre los arabistas españoles en general, que más de una traducción, como la que publicara en 1914 Ribera de la Historia de los jueces de Córdoba por Aljoxani (كتاب القضاة بقرطبة للحافظ العالم... الخشني), habría que revisarla o, directamente, volver a hacerla debido a esta carencia. El propio Ribera, de hecho, era consciente de ella y la describía en estos términos:

El mejor arabista de España, estirándolo como una goma, no puede dar de sí más de lo que tiene; el más listo de entre los que mantenemos esas raras aficiones, será capaz de pasarse días enteros, y aun noches, encima de un manuscrito antiguo, leerlo y traducirlo; descifrar con algún ingenio una embrollada inscripción y hasta llevar a cabo ciertas investigaciones históricas y literarias, pero nadie puede mantener la conversación más sencilla con un moro, ni entender lo que éste dice; y lo que es peor: no podemos representarnos con vivacidad lo que los libros rezan, por falta de conocimiento entero y cabal de la vida musulmana: apenas hemos visto un albornoz, a no ser pintado.
---Julián Ribera y Tarragó, Disertaciones y opúsculos, II, p. 469-70.

Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval en la U. de Huelva y azote de (algunos) arabistas, valoraba así, hace ya unos años, la traducción de fuentes árabes andalusíes al español:
El análisis realizado en las páginas precedentes ha permitido poner de manifiesto la situación actual en el ámbito de las traducciones de fuentes cronísticas, geográficas, jurídicas y biográficas relativas a la Historia de al-Andalus, situación que, a nuestro juicio, debe calificarse de precaria. Junto a la ausencia absoluta de traducciones sobre multitud de obras, que en algunos casos afectan a testimonios muy relevantes, se constata, además, la deficiencia de muchas de las llevadas a cabo, entre otras cosas debido a su notoria antigüedad. En este sentido es preciso insistir en la abundancia de traducciones carentes de aparato crítico, lo que resulta especialmente grave tratándose de textos antiguos y, además, redactados en una lengua tan compleja como el árabe, lo que redunda en un aprovechamiento insuficiente y parcial de las cualidades informativas y literarias de estos textos. Se aprecia, ante todo, la completa ausencia de un programa de actuación y de una actividad dirigida y coordinada, algo que resulta absolutamente imprescindible ante la magnitud del trabajo por hacer.
---Alejandro García Sanjuán, "La traducción de fuentes árabes andalusíes al castellano: balance y valoración", Medievalismo, 11 (2001), p. 121-2.

Pero en breve, sin duda, la mejor referencia sobre el tema va a ser el libro Traducir al-Andalus: El discurso del Otro en el arabismo español. De Conde a García Gómez, de Anna Gil Bardají, que se publica este año.

2 de diciembre de 2009

Segundas lenguas nunca fueron... primeras

Me entero a través del blog de Aleya Rouchdy (Arabic Across Cultures) de la publicación de un nuevo estudio del profesor Raphiq Ibrahim, de la U. de Haifa, sobre la condición de segunda lengua (L2) del llamado árabe estándar (normativo, prefiero yo) entre los propios arabófonos:

In this study, Ibrahim used a priming technique to compare the relations between the two forms of Arabic to the relations existing between Hebrew and Spoken Arabic. The findings showed clearly that the representation of MSA is that of a second language (L2), similar to Hebrew, and that the literate Arab people are de-facto bilinguals.
---Raphiq Ibrahim, "The cognitive basis of diglossia in Arabic: Evidence from a repetition priming study within and between languages", Psychology Research and Behavior Management, 2009.

Y digo nuevo porque ya conocía otro anterior sobre el mismo tema:
The conclusion is that, despite the intensive daily use adult native Arabic speakers make of SA [Spoken Arabic] and LA [Literary Arabic], and despite their shared origin, the two languages retain their status as first and second languages in the cognitive system.
---Raphiq Ibrahim y Judith Aharon-Peretz, "Is Literary Arabic a Second Language for Native Arab Speakers?: Evidence from Semantic PrimingStudy", Journal of Psycholinguistic Research, 34-1 (2005), 51-70.

Los estudios de Ibrahim vienen a confirmar así lo que hasta ahora se intuía por sentido común: que una lengua "aprendida" como el árabe فصحى (grandilocuente, normativo, fetén, clásico, etc...) no deja de ser una segunda lengua por más presente que esté en la vida de los arabófonos, y ni que decir tiene que esta confirmación debería tener alguna repercusión en la enseñanza del árabe en general; como debería tenerla también este otro estudio de Ibrahim, Zohar Eviatar y Mark Leikin, entre cuyas conclusiones está la de que a mayor empatía hacia los hablantes de un idioma determinado (el hebreo en este caso), menor acento se tiene al hablarlo como segunda lengua, salvo en determinadas condiciones sociopolíticas (en el experimento de Ibrahim y sus colegas, la relación empatía-acento sólo pudo verificarse entre inmigrantes rusos, pero no entre árabes israelíes).

Me pregunto qué resultados se obtendrían en un estudio de similares características realizado con españoles.

Sin su hija

El otro día, buscando información para una entrada anterior, recordé que el pasado mes de agosto falleció Bozorg Mahmoody (بزرگ محمودی), el marido en la vida real de Betty Mahmoody, autora de la novela que dio lugar a la película No sin mi hija (1991).

Quienes no hayan visto la película, no se han perdido nada (salvo, tal vez, desde el punto de vista del análisis crítico del discurso), pero a quienes la hayan visto y la recuerden les recomiendo el documental Without My Daughter (2002) dirigido por Kari Tervo y Alexis Kouros, disponible en Youtube por partes (1, 2, 3, 4, 5 y 6), y que ofrece la versión del padre, amigos de la familia y otras personas que conocieron a Betty Mahmoody durante su estancia en Teherán.