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20 de febrero de 2011

La verdad razonable

Las cofradías sufíes en Marruecos
El jueves pasado asistí a una charla que, bajo el título "Islam y tradición sufí" y en el marco de unas "Jornadas árabes" (¿o sobre el islam?) organizadas por la Delegación de Alumnos de Letras, daba en mi facultad un tal don Antonio Said.

No diré que no sabía a qué iba, prevenido además de que en ciertos eruditos del sufismo (التصوف) lo émico, por decirlo así, invade lo ético, y lo estudiado al estudioso. Sobre esta tendencia a limitarse al análisis de los textos y a perder de vista la función del sufismo "as a sociopolitical movement intimately tied to other aspects of society" (p. 268), y en general  para una aproximación antropológica al sufismo, véase "The Sufi Tradition" en Dale F. Eickelman, The Middle East and Central Asia: An Anthropological Approach, 2002, p. 265-277.

9 de noviembre de 2010

Frontières invisibles

Gustave Doré, La confusion des langues, 1865
What we should seek in cross-cultural education are less bridges than a deep understanding of the boundaries. We can teach the boundary, we cannot teach the bridge.
---Claire Kramsch, Context and Culture in Language Teaching, Oxford, 1993, p. 228.

Tout d'abord je m'excuse de mon français, que je n'ai jamais appris comme il faut, mais plutôt pris ici et ailleurs. Si je l'utilise dans ce billet (et il va sans dire que toutes les corrections seront les bienvenues) ce n'est que parce que j'aimerais bien que Youssef Tabti, qui en est à l'origine avec son projet Invisible Boundaries, présenté dans le cadre des événements parallèles de la biennal Manifesta 8, puisse le lire sans avoir recours à Google Traduction. Puis je me suis dit que, s'agissant de franchir frontières langagières, il fallait prêcher par l'exemple, convaincu, d'autre part, que la plupart des rares habitués de ce blog se débrouillent en français, soit beaucoup mieux, soit aussi mal que moi (donc assez bien pour lire tout ce que je vais écrire ci-dessous).

4 de noviembre de 2010

Disneyislam

Ron English, Muslim Mickey
Ayer tarde estuve en la mesa redonda "¿Otros enfoques, a más largo plazo, como respuesta al fenómeno del terrorismo islámico?" que cerraba la reunión 'científica' del grupo de investigación "Yihad, Derecho Internacional y Alianza de Civilizaciones", del que hablé ayer, y que contaba con la participación de Eugenia López-Jacoíste, Bénédicte Real, María José Cervell (coordinadora de la reunión) y Rafael Pedro Martínez. La intervención de este último, inspector del Cuerpo Nacional de Policía en Murcia, no he podido escucharla por motivos de horario, pero tengo entendido que versaba sobre Al-Qaeda (القاعدة) en el Magreb (y no, como yo esperaba, sobre algún tema más local); aunque lo cierto es que, de haber tenido tiempo, tampoco sé si habría podido aguantar ni un minuto más allí, especialmente tras ver y escuchar a la profesora Cervell escenificando, por así decirlo, las mismas ideas vertidas ya en este artículo por su mentor, el catedrático Cesáreo Gutiérrez, también presente en la sala, y otras de diferentes cosechas sin denominación de origen pero habituales en todo discurso yijadológico que se precie (sí, con jota, tal y como lo pronuncian los expertos), y que podrían resumirse en una de las muchas frases lapidarias escuchadas durante la tarde: el musulmán justifica el uso de la fuerza para convertir a los demás a su religión. No en balde una de las preguntas a las que debían responder por escrito los alumnos asistentes para justificar su aprovechamiento venía a ser: ¿admite el Corán el uso de la violencia para extender la religión musulmana? Y a continuación un imperativo "explíquese".

Se escucharon algunas historias enternecedoras, como la anécdota con que comenzó la profesora López-Jacoíste su intervención para ilustrar la dificultad de conciliar el respeto a los derechos humanos (que, al parecer, admiten una cómoda gradación en niveles, de más a menos inalienables) y la lucha contra el terrorismo internacional, que trataba de un pobre oficial israelí destinado a la Franja de Gaza y enfrentado allí al terrible dilema de tirotear o no a un grupo de palestinos que se había aproximado a su patrulla, y en el que se encontraba una embarazada que precisaba atención médica; o la de dos ancianitas berlinesas que tuvieron la mala fortuna de apalabrar la venta de su casa con un par de árabes cuyas cuentas, a la postre, fueron congeladas por tratarse de supuestos terroristas. Pero sobre todo se habló del islam y de los musulmanes, de oídas y con una ligereza verdaderamente pasmosa, digna de esos foros donde parece darse por hecho que no va a haber ninguno escuchando; de ahí, tal vez, que Bénédicte Real, que comenzó su charla sobre derecho humanitario islámico con una referencia a las Torres Gemelas, se sintiera en la necesidad de tirar de manual y explicar(se) qué es el islam (ya se sabe, mucho más que una religión: un "código de conducta" regido por un Derecho, el islámico, que es el único que conocen los musulmanes).

Bastante más llamativo me resultó el énfasis que ponía esta joven promesa de la islamología de ocasión, con el asenso complaciente de parte de la mesa, en el hecho de que el Imperio otomano ("Turquía" según ella) adoptara en 1876 el emblema de la media luna roja, o de que en el Irán previo a la revolución islámica ("Irán" a secas —¿para qué matizar y perder con ello una nota de exotismo?—) se utilizaran el león y el sol rojos (شير وخورشيد سرخ). Sobre todo al no hacer mención alguna del Magen David Adom (מגן דוד אדום), que no fue reconocido por el ICRC hasta 2006; y tampoco del hecho de que Henri Dunant, el promotor de la idea, era suizo, y de la similitud de la bandera de su país (de fuertes connotaciones cristianas) con el emblema original de la Cruz Roja; por no hablar de su trayectoria colonial o su condición de "primer cristiano sionista". Salvo que todo ello, bien es verdad, habría aportado poco al axioma indiscutible de que los países musulmanes, con Turquía (la misma que patrocina junto a España la Alianza de Civilizaciones, insistió más adelante Cervell) e Irán (cuyo anterior presidente formuló la idea del diálogo entre civilizaciones —گفت‌وگوی تمدن‌ها—) a la cabeza, son del todo reacios a integrarse en cualquier tipo de organismo internacional, como lo son en general, qué duda cabe, los inmigrantes musulmanes: "El fenómeno terrorista", dice Gutiérrez Espada en esta entrevista, "es fruto de una interpretación particular del Islam que probablemente no es la mayoritaria, aunque sí cuenta con una base social amplia".

La nota divertida, por último, que también la hubo, la puso la misma Real, que por momentos, y para desconcierto de algunos semblantes, parecía contradecir algún que otro postulado del ideario yijadológico, como que el Corán permita el uso indiscriminado de la violencia, o al repetir caritativamente que "no somos tan distintos", y que no todo es blanco o negro.

3 de noviembre de 2010

Jihadology for dummies

Hace poco más de un año me preguntaba un alumno cuál era mi opinión sobre unas declaraciones a la prensa de Cesáreo Gutiérrez Espada, catedrático de la Universidad de Murcia, en relación con su artículo "¿Alianza de civilizaciones?", publicado en la revista Carthaginensia (vol. 24, nº 46, 2008, p. 379-391) del Instituto Teológico de Murcia, OFM.

La alianza de civilizaciones y el plan de Zapatero, venía a decir Gutiérrez Espada en su artículo, hoy por hoy son imposibles, ya que "son demasiadas las diferencias esenciales, innegociables por decirlo así, religiosas, sociales y culturales, políticas... que tienen", opina el catedrático, "la civilización occidental o, para dejar las cosas más claras desde ya, judeo-cristiana y la musulmana" (p. 386); añadiendo, para redundar en la idea, que "la civilización musulmana está formada por Estados con una concepción teocrática del gobierno, e integrado por élites refractarias o al menos reticentes al progreso científico y tecnológico y desde luego a la separación entre el poder político y el religioso" (p. 387-8), al contrario que Occidente e incluyendo "al moderno Israel", como vuelve a hacer el autor al sostener que "las concepciones básicas" de los países islámicos

generan, como es lógico, limitaciones en el ejercicio del principio democrático y en la plena aplicación de los derechos y libertades fundamentales del ser humano, sea hombre o mujer, adulto o niño, que en Occidente se consideran intolerables, incluyendo también el Estado de Israel en este punto.
Con estos mimbres no es de extrañar que "Yihad (o Guerra Santa), Derecho Internacional y Alianza de Civilizaciones" sea el título del "proyecto científico" que dirige Gutiérrez Espada, financiado por la Fundación Séneca, y que celebra estos días una reunión, igualmente "científica", en torno a la cuestión del "terrorismo internacional, fundamentalmente de origen islámico", y a "la legítima defensa" y "otros enfoques a más largo plazo" como respuesta al mismo (el título de la última sesión, en la que participa incluso un inspector del Cuerpo Nacional de Policía, habla ya directamente de "terrorismo islámico").

Porque si al plan en sí, tanto en su dimensión internacional como nacional, ya cuesta darle crédito y no verlo como otra danza de los siete velos, qué decir de quienes se lo dan, siquiera momentáneamente, para tildarlo al instante de iluso o ilustrar con él su particular bestiario islámico. Se diría que tan ingenuo es tragarse a pie juntillas la presunta islamofilia de la iniciativa, como perverso hacerlo, también presuntamente, para criticarla. Es obvio que un proyecto semejante, entre cuyas "actuaciones destinadas a favorecer el conocimiento mutuo y el aprecio de la diversidad" se contaba sin ir más lejos un "plan de formación de arabistas españoles" (que en el momento de su anuncio despertó las suspicacias del gremio), admite muchas lecturas críticas. Lo interesante es que ninguna de las más sonadas vaya más allá de pontificar que, con los musulmanes, cualquier alianza es imposible, por más que las veamos establecerse a diario, aunque con fines bastante más prosaicos (económicos, estratégicos, etc.) que el "de superar la brecha que se está abriendo entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán" (como si la brecha no llevara ya siglos abierta).

Vivimos, en definitiva, en un mundo donde abundan las buenas y las medias palabras. A mí las de Gutiérrez Espada, le dije a mi alumno si mal no recuerdo, no me parecían muy novedosas (apenas unas semanas antes había fallecido Samuel P. Huntington) y, por tanto, no les veía el menor interés, aunque sí pueda tenerlo el fenómeno del que creo que forman parte: cómo actuamos todos (unos con más fortuna que otros) de repetidores ideológicos, de modo que ciertas ideas lleguen y se aclimaten a rincones para los que, tal vez, no han sido pensadas.

La observación puede que no fuera muy cortés, pero era sincera.

La yihadología, una 'disciplina' inspirada en la sovietología de la Guerra Fría (como se echa de ver en el ejemplo de los Pipes, padre e hijo), y que algunos ven abocada al fracaso por culpa de un grupo de "left-wing academics who regard Edward Said as their intellectual hero" y otros blandengues, ha desembarcado en la Universidad de Murcia, donde tan faltos de ella (y de izquierdistas fanáticos de Said y otros melindrosos) se ve que andamos.

28 de septiembre de 2010

Raras servidumbres

Decía en una ocasión García Gómez, después de constatar la incorporación del arabismo al resto de las Humanidades, que a él le habría gustado ser como sus colegas helenistas o latinistas (pero no en la manera de haber aprendido o de manejar el árabe —como el griego clásico o el latín—, cosa que decía "sentir"), sino en el sentido siguiente:

A un helenista especialista en Homero, por ejemplo, no se le pide su opinión sobre Andreas Papandreu; tampoco a un latinista especialista en Horacio se le pide que opine acerca de los malabarismos que hace el presidente de la República de Italia para mover las fichas de dominó en su gabinete de coalición.
---Antonio Astorga, "García Gómez: «Los arabistas ya no somos el suburbio de las Humanidades», ABC Sevilla, 19.05.1991.

Obviaba así don Emilio (como se refieren a él habitualmente sus seguidores y admiradores) la posibilidad de que tal vez no fuera en su calidad de arabista, sino en la de ex-embajador de España en Oriente Medio durante casi diez años, entre 1958 y 1969, por lo que algunos pedían su opinión sobre cuestiones del mundo árabe actual (como se la habrían pedido a cualquier latinista que hubiera sido además embajador en Roma o ante la Santa Sede).

9 de junio de 2010

Fronteras invisibles

Manifesta es una bienal europea de arte contemporánea cuya octava edición, Manifesta 8, se celebra este año en la Región de Murcia bajo el lema "En diálogo con el Norte de África". Interesado en participar en la convocatoria de eventos (¿acontecimientos?) paralelos de la bienal, Youssef Tabti (يوسف تابتي), un artista francés de origen argelino, radicado en Hamburgo, contactó conmigo hace ya varias semanas para solicitar mi colaboración y la de mis alumnos en un proyecto en torno a la lengua árabe, que en la práctica consistiría en documentar y exponer, a través de Internet y de una instalación audiovisual itinerante, el trabajo que realizamos en clase.

Cualquiera que siga este blog (?) comprenderá que el proyecto me interesó enseguida porque, en primer lugar, trata del aprendizaje y la enseñanza del árabe; y en segundo, porque lo hace desde un doble punto de vista: el de los protagonistas por un lado y el de un artista (y he aquí lo novedoso) por otro. Como le comenté al mismo Tabti en su día, hay algo más de interesante en el proyecto, y es que enlaza con una práctica mía a la que los estudiantes (a su pesar, imagino) están ya acostumbrados: la grabación en vídeo, curso tras curso, de sus pruebas de comprensión y expresión oral, en forma de entrevistas individuales con el profesor. Aficionado como soy a la cámara (a la fotográfica, más que nada), siempre procuro que el encuadre, el ángulo, etc., sean los más adecuados, pero el objetivo (no el de la cámara, sino el mío) no deja de ser bastante prosaico: ante todo facilitar la evaluación y la revisión de las pruebas orales, y de paso ir creando un banco de grabaciones destinado a la investigación, que entre otras cosas permite seguir la evolución de un mismo alumno a lo largo sus cuatro años de estudio. Confío en que, si los de Manifesta 8 seleccionan el proyecto y todo marcha como está previsto, por fin tendré ocasión de verle el lado creativo a esa irrupción de la cámara en el aula.

Tabti ha tocado ya con anterioridad el tema del árabe y las barreras lingüísticas en su obra Muezzin (2007), sobre el islam en los medios de comunicación occidentales. Esta videoinstalación muestra al imam Münir Çamlı, de la Mezquita Central de Hamburgo, llamando a la oración a la par que un periodista sordo, encarnado por el intérprete Thimo Kleyboldt, habla en lengua de signos sobre el islam en los medios; y al parecer cosechó "duras reacciones" entre el público y los colegas de Tabti, según se dice en esta entrevista con el autor. Hubo incluso visitantes indignados, que en opinión del artista se sentían atacados por el árabe ("durch die arabische Sprache angegriffen"), es decir, por la lengua en sí.

Esperemos que en nuestro caso, si el proyecto es seleccionado finalmente por los responsables de Manifesta, la mala sangre no llegue al río (es decir, al Segura). Lo digo porque, a raíz de que en diciembre del año pasado la Junta de Andalucía osó contemplar la posibilidad de implantar "estudios de árabe en algunas Escuelas Oficiales de Idiomas que actualmente no lo tienen autorizado, así como el incremento del árabe, como segunda lengua extranjera, en determinados Institutos de Educación Secundaria", ahora circula por Internet (tanto en la red como a través del correo-e) el bulo de que, en plena crisis, "España gastará 2.500 millones en enseñar árabe a los alumnos de la ESO". Poco importa que la cifra sea falsa, que se tratara de un borrador, que la medida afectara unicamente a algunos, a determinados centros y sólo dentro de Andalucía, o, más aún, que la Junta reculara y modificara el borrador apenas conocer la reacción del PP: de lo que se trata, precisamente, es de balizar esas fronteras invisibles que dan título al proyecto de Tabti, confiando, imagino, en que con ello resulten aún más infranqueables.

Actualización (07.10.2010)
El bulo todavía colea.

10 de marzo de 2010

Murcia en árabe

Hace unos meses hice un llamamiento —inútil, como cualquier cosa que pueda salir de este blog— a desterrar el uso de la voz 'amazige' (del bereber ⴰⵎⴰⵣⵉⵖ) en favor o bien del tradicional 'bereber', o de un neologismo más acorde con el étimo y con el español: 'amazig'. No sé si debería inaugurar o no una sección de llamamientos, pero hoy quiero hacer uno parecido con respecto al nombre en árabe de Murcia, que en todas las fuentes históricas aparece como مرسية (como, p. ej., en el documento de 1323 del que he tomado la imagen de la izquierda y que hace el nº 16 de la colección de cartas árabes del Archivo de la Corona de Aragón), y para que deje de utilizarse en su lugar la transcripción مورسيا, que ni siquiera se corresponde a la pronunciación local (que sería مورثيا).

Es cierto que en algunos casos, como en el de Madrid o Alicante, el uso mayoritario sanciona y prefiere la transcripción al topónimo árabe original (مدريد en lugar de مجريط y أليكانتي en lugar de لقنت), pero en otros, como en el caso de Murcia, se aprecia un ajustado empate que nos deja la libertad de tomar partido por una solución u otra. Así, p. ej., la búsqueda de 'Murcia' en la Wikipedia árabe, escrito como مورسيا, redirige a la entrada مرسية y no al revés, al igual que el río que la atraviesa es el نهر شقورة, como aparece en las fuentes históricas, y no el سيغورا, o que Cartagena y Lorca son قرطاجنة y لورقة, respectivamente, y no كارتاخينا y لوركا. Puesto que todas estas ciudades tienen ya un topónimo en árabe y éste no difiere sustancialmente de su equivalente en español (con lo cual uno y otro son fácilmente identificables), no hay más motivo que la ignorancia, creo yo, para utilizar una transcripción en su lugar. Me pregunto si éste es el caso, p. ej., de la agencia EFE, para la que Melilla es مليلة y no مليلية, Málaga es مالاقا y no مالقة, Valencia es بالنثيا y no بلنسية, y Murcia es مورثيا y no مرسية; lo cual no deja de ser una lástima si se considera que la agencia contó en el pasado con un servicio árabe, que funcionaba desde Granada y con la participación de la Junta de Andalucía, y cuenta en la actualidad con otro que tiene su sede en El Cairo y que podría contribuir a normativizar unos usos u otros de cara al mundo árabe, no sólo en el ámbito de la toponimia, sino en otros tan relevantes como el de la terminología administrativa y la transcripción de los nombres propios (evitando, p. ej., que en una misma página aparezcan dos distintas del mismo "Miguel Ángel" —ميجل أنخل / ميغيل أنخيل—; o de los mismos "Javier", "Rafael", "Ignacio", etc.).

9 de diciembre de 2009

San Esteban, ¿mártir?

Yo de arqueología no sé mucho, la verdad, por no decir casi nada, pero tengo la impresión de que un yacimiento como el de la foto, un arrabal árabe de los siglos XII-XIII, no aparece todos los días. Éste ha aparecido en Murcia, en el lugar donde se quiere edificar un aparcamiento subterráneo, y se puede ver en directo.

Un informe del Servicio de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo del gobierno regional, publicado en el sitio web del diario La Verdad describe en estos términos los restos hallados:

Singularidad
El tramo de distrito urbano hallado en el jardín de San Esteban pertenece a una cultura musulmana bien documentada con otros hitos en el tejido urbano de la ciudad de Murcia, pero la singularidad de los nuevos restos es que pertenecen a una barriada extramuros, de la que no se tenían documentación ni información, por lo que adquiere una nueva dimensión la historia de la medina Mursiya, en un sector a su noroeste.

Monumentalidad
El nivel de monumentalidad no se mide aquí por el nivel de cota conservado ni por unos excepcionales valores estéticos intrínsecos al yacimiento, en este caso es la fortuna de haber exhumado un conjunto urbano islámico, con calles, viviendas y elementos del equipamiento urbano de los siglos XII-XIII, complejo urbanístico fácilmente comprensible para el conjunto de la sociedad y que da una imagen inexistente hasta ahora en la propia Murcia y en otras medinas hispanas. Además, el sector hallado, si bien no destaca por el desarrollo vertical de la mayoría de sus estructuras, si es notable, en su zona principal, por la conservación completa de las estructuras en planta o desarrollo horizontal.

Valor histórico
[...] Para San Esteban es evidente de que [sic] comporta nuevas circunstancias históricas y urbanísticas medievales, pues se trata de un arrabal árabe que se nos muestra con una imagen no exactamente coincidente con la que se le presuponía.
Más entusiasta es José María Luzón, catedrático de Arqueología de la UCM, que en declaraciones a La Verdad sostiene que el yacimiento "es una mina de oro" y que no se puede ni debe trasladar, como pretenden al parecer las autoridades (reubicándolo sobre el aparcamiento, una vez construido) y a lo que se opone también el Colegio Oficial de Arquitectos de la ciudad, que ha hecho pública una serie de comentarios sobre el informe y organiza unas jornadas de patrimonio histórico que tendrán lugar en su salón de actos los días 15, 18 y 21 de este mes, a las 19:30, para "intentar dar un mínimo de rigor científico a la polémica que se ha generado en torno a los restos aparecidos en S. Esteban", con la participación de especialistas en arqueología y arquitectura islámica como Julio Navarro, Antonio Almagro y Jorge Alejandro Eiroa.

Todavía no está muy claro qué va a ocurrir, pero en la mente de muchos está la destrucción, en 1953, de los baños árabes de la c/ Madre de Dios, declarados monumento histórico-artístico en 1931, con motivo de la apertura de la Gran Vía, por entonces Avda. de José Antonio (véase, p. ej., A. Martínez-Mena, "La destrucción del patrimonio arquitectónico y su reflejo en la ciudad de Murcia", Imafronte, 17, 2003-4, 127-146). Entretanto se suceden las iniciativas ciudadanas de todo tipo, como ésta virtual, a través de Facebook, que suma ya casi 14.000 seguidores, para proteger los restos.

[Actualización a las 22:00:] Si antes lo digo... Ahora Valcárcel, el presidente de la CARM, defiende que "la magnitud" de los restos hallados en San Esteban "hace imposible la construcción de un aparcamiento", poco después, curiosamente, de que el Juzgado nº1 de la ciudad ordenara la paralización cautelar de los trabajos en el yacimiento.