28 de septiembre de 2010

Raras servidumbres

Decía en una ocasión García Gómez, después de constatar la incorporación del arabismo al resto de las Humanidades, que a él le habría gustado ser como sus colegas helenistas o latinistas (pero no en la manera de haber aprendido o de manejar el árabe —como el griego clásico o el latín—, cosa que decía "sentir"), sino en el sentido siguiente:

A un helenista especialista en Homero, por ejemplo, no se le pide su opinión sobre Andreas Papandreu; tampoco a un latinista especialista en Horacio se le pide que opine acerca de los malabarismos que hace el presidente de la República de Italia para mover las fichas de dominó en su gabinete de coalición.
---Antonio Astorga, "García Gómez: «Los arabistas ya no somos el suburbio de las Humanidades», ABC Sevilla, 19.05.1991.

Obviaba así don Emilio (como se refieren a él habitualmente sus seguidores y admiradores) la posibilidad de que tal vez no fuera en su calidad de arabista, sino en la de ex-embajador de España en Oriente Medio durante casi diez años, entre 1958 y 1969, por lo que algunos pedían su opinión sobre cuestiones del mundo árabe actual (como se la habrían pedido a cualquier latinista que hubiera sido además embajador en Roma o ante la Santa Sede).

22 de septiembre de 2010

Cosa de curas

Cuando en 1924 comuniqué a Cejador que iba a seguir estudios de árabe con Ribera y Asín, me dijo: «¿Y cómo te metes en eso, que es cosa de curas?» [...] ¿El arabismo, «cosa de curas»? Valga como rápida impresión, si la compensamos con que el arabista solía ser mirado como «una sucursal de árabe». A mí mismo me llamaba a veces Ortega con cariñosa broma «circunciso». Precisemos: en aquella época, cuando alguien elegía libremente una profesión, no se avergonzaba de ella, ni de ser llamado por su nombre; pero ser «arabista» no consistía en «identificarse» con los árabes. [...] Si nuestra escuela española sentía simpatía por los árabes, era sencillamente porque trataba de entender la Edad Media ibérica, y creía tener que rendir a la civilización arábiga el «tributo de estricta justicia» que le era debido. No menos, pero tampoco más. [...]

Claro está que no se trataba de abdicar de la cristiandad, ni —en el caso de Asín— de sembrar confusionismos, luego de moda y que en ningún terreno han dejado de ser contraproducentes. Pero allá cada cual con la responsabilidad de sus extravasaciones.
---Emilio García Gómez, "Ser arabista, ayer y hoy", ABC, 22.08.1982.

18 de septiembre de 2010

Cualquiera tiempo pasado fue mejor

A propósito del artículo de opinión de José Manuel Cuenca Toribio, "El esplendor de la vieja universidad", Diario de Córdoba, 18.09.2010 (publicado ya en El Imparcial, 3.09.2010 con el título "Miguel Asín Palacios o el esplendor de la universidad"), he reunido una serie de citas que me parecen ilustrativas, acerca de aquella alma máter que, según don José Manuel, "recibe hodiernamente una descalificación sin eximentes".

Pónganse cómodos y disfruten de la lectura:
La realidad es que [Codera] no tuvo más que un verdadero discípulo: don Julián Ribera. Como éste era sencillamente genial, y como además encontró pronto su continuador y amigo del alma en otro discípulo suyo, no menos genial, que fue mi llorado maestro don Miguel Asín, la escuela [...] logró afianzarse fácilmente. [...] ¡Cómo sentiría recompensados sus afanes y la abdicación de su cátedra que hizo en Asín, para abrirle un camino que se le presentaba difícil!
---Emilio García Gómez, "Homenaje a don Francisco Codera (1836-1917)", Al-Andalus, 15-2 (1950), p. 273.
Al fin de su vida oficial [Asín] me dejó su cátedra, acogiéndose a una triquiñuela legal que entonces funcionaba. Preparó toda mi carrera y mis avances, y cuando murió —nada me había dicho— vi que también me había preparado el porvenir. Siempre tuve absoluta libertad para hacer «lo mío».
---Emilio García Gómez, "Ya medio siglo sin Asín", Glosario de voces romances registradas por un botánico anónimo hispano-musulmán (siglos XI-XII), 1994, p. 12.
Cuando el jefe de la escuela se persuadió de las excepcionales condiciones del joven arabista, por impulso espontáneo abandonó su propia cátedra en la Universidad Central, únicamente con el propósito de dar ocasión para que pudiera ser ocupada por el Sr. Asín.
---Julián Ribera, Disertaciones y opúsculos, 1928, I, p. 470.
En 1927, por jubilación anticipada de Ribera [para que le sucediera en la cátedra], [González Palencia] gana por oposición la cátedra de Literatura Arábiga de la Universidad de Madrid.
---Joaquín Vallvé, "El arabismo en la Universidad Complutense en el siglo XX", Catedráticos en la Academia, Académicos en la Universidad, 1995, p. 113, 116.
Habiéndose jubilado voluntariamente de su cátedra Don Julián Ribera para retirarse al campo, opositó a ella el ya renombrado archivero [González Palencia] y la obtuvo, sin contradictor y por unanimidad, en celebrado triunfo.
---Emilio García Gómez, "Don Ángel González Palencia (1889-1949)", Al-Andalus, 14-2 (1949), p. 5.
El padre Quirós, que tiene ya 70 años, aspiraba hace tiempo a ser catedrático de Árabe en la universidad y pidió a García Gómez que le apoyara en sus pretensiones. Pero Emilio no le prometió hacerlo, y le sugirió que debería dejar las cátedras para los arabistas jóvenes.
---José Luis Cano, Los cuadernos de Velintonia, 1986, p. 36.

Actualización (22.09.2010)
Cuando me creí con aptitud para aspirar al profesorado universitario, no había más que dos cátedras de árabe, ambas en Madrid. Las de Barcelona y Granada eran mixtas de árabe y hebreo. Si obtuve la granadina, fue porque don Elías Tormo, siendo ministro, cortó una maniobra.
---Emilio García Gómez, "Ser arabista, ayer y hoy", ABC, 22.08.1982. 

Actualización (11.03.2011)
Hoy calificaríamos de insólito el que un profesor pida la jubilación anticipada para que el discípulo pueda ocupar su puesto y crearse un brillante futuro, y, sin embargo, ese fue el estilo de los arabistas a los que hago referencia. Codera, se retiró antes de llegar a la edad exigida para que Miguel Asín pudiera opositar a su plaza, y lo mismo hizo Ribera con González Palencia, siendo más tarde Asín el que dejó su cátedra de árabe con el propósito de que García Gómez la disfrutara. Muchas veces he reflexionado sobre estos hechos y he sentido una profunda tristeza al pensar que en la Universidad actual no se da ese espíritu de generosidad y ese ambiente de fraternidad que lleva a los profesores a poner el bien del alumno por delante del suyo propio y a disfrutar cuando ven que sus discípulos y compañeros les aventajan y superan.
---Dolores Oliver Pérez, "Recuerdos de Miguel Asín", Endoxa: Series Filosóficas, 6 (1996), p. 11-35 (25).

15 de septiembre de 2010

La otra Maha

A muchos estudiantes de árabe les resultará —tal vez tristemente— familiar la joven de la foto: es Maha (مها), la protagonista del libro de texto Al-Kitaab fii Ta'allum al-'Arabiyya (الكتاب في تعلم العربية), todo un best seller en el terreno de la enseñanza del árabe como lengua extranjera que, sin embargo, no parece ser del entero gusto de nadie, a juzgar por el tipo de críticas que suele recibir, y que podrían resumirse muy bien en el título de una reseña publicada por Rusty Keele en Amazon.com: "The best Arabic learning course, but still short...". La popularidad del personaje es tal que le han dedicado varias páginas en Facebook y hasta algún que otro perfil de pega como éste. Hay quienes la odian y quienes dicen adorarla, aunque sea con cinismo, porque lo cierto es que el personaje, como sucede con el de Khaled (خالد), el protagonista masculino, ambos lastimeros, quejumbrosos y algo atormentados (en consonancia con el argumento melodramático de la obra), difícilmente puede resultar simpático.

"Maha's constant whining got really damned annoying, and could drive anyone over the edge", comenta Brian Ulrich en The Atlantic, mientras que Joel B. Pollak, autor de un sonado artículo de opinión publicado hace un par de años en The Washington Post donde acusaba a la obra de propagandística y anti-israelí, califica a la protagonista de "pouty" (mohína) y habla de su "incurable angst" y de sus "equally depressing relatives in Egypt".

7 de septiembre de 2010

El trato con los naturales

Al hilo de otras costuras:

La lectura sola de los libros árabes y las reglas gramaticales hubieran sido insuficientes a tamaña empresa [componer una gramática de árabe y un diccionario árabe-español y viceversa] si el trato con los naturales de Tierra Santa y regiones circunvecinas no me hubiese proporcionado el ejercicio y uso de este idioma por dieciseis años continuos con una particular aplicación a su inteligencia.
---Francisco Cañes, Diccionario español latino-arábigo en que siguiendo el diccionario abreviado de la Academia se ponen las correspondencias latinas y árabes, para facilitar el estudio de la lengua arábiga a los misioneros, y a los que viajaren o contratan en África y Levante, Madrid, Imprenta de don Antonio Sancha, 1787, vol. I, iii.
Después de haber expuesto documental y analíticamente lo acaecido respecto a la fraudulenta dependencia intelectual del P. Cañes en relación con las obras del P. Bernardino González, la verdad es que, puestos a ahondar un poco más en el tiempo, se descubre también que esta actitud en el primero, que tan bajo coloca su comportamiento deontológico, ya la venía exteriorizando de tiempo atrás, desde los años en que estudiaba la lengua árabe en el Colegio de Damasco.
---Ramón Lourido, "Estudio preliminar", en Fr. Bernardino González, OFM, Intérprete arábico. Epítome de la gramática arábiga, Madrid, Real Academia de la Historia, 2005, vol. I, 128-9.