Buscando información sobre Ezequiel Uricoechea (Bogotá, 1834-Beirut, 1880), catedrático de árabe en la Universidad Libre de Bruselas (1878), traductor al francés de la gramática de C.P. Caspari y autor de una de árabe vulgar "según el método de Ollendorf", he localizado este fragmento de una carta suya a Rufino José Cuervo, acerca del viaje de estudios por Oriente Medio que planeaba realizar en 1880 y que concluyó trágicamente el verano de aquel año en Beirut, donde Uricoechea falleció:
De ahí voy a Alejandría por unas pocas horas, y luego directamente a Beirouth. Allí consulto con los conocidos, y dos días después tomo la diligencia para Damasco. En esa ciudad pienso arrendar una casita y tomar cocinera, criado, y... si fuese posible, una maestra de árabe, que el maestro con quien pienso consultar aquella mi gramática de árabe vulgar que le mostré a U., ya lo encontraré en la calle. Si logro instalarme así, en familia, me quedo allá todo el tiempo, menos un mes que iré a vivir con alguna tribu en el desierto. Voilà mon plan.---Mario Germán Romero, Epistolario de Ezequiel Uricoechea con Rufino José Cuervo y Miguel Antonio Caro, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1976, p. 258.
Uricoechea se había iniciado en el estudio del árabe de forma autodidacta en 1876, a los cuarenta y dos años de edad. "No he visto", decía en otra carta dirigida a Cuervo desde París, "lengua más difícil: hace ocho meses emprendí su estudio y estoy apenas comenzando a buscar palabras en el diccionario" (ídem, p. 187), y cuatro años después, como señala la noticia de su muerte publicada en L'Indépendence Belge de Bruselas (reproducida en C.I. Botero, "Ezequiel Uricoechea en Europa: del naturalismo a la filología", Boletín Cultural y Bibliográfico, 39, 2002, nº59, p. 10):
[...] Il voulut aller faire de nouvelles études dans le pays où l'arabe se conserve dans sa plus grande purété: Damas, l'Hedjaz, le désert arabique. Il partit de Bruxelles au commencement de juin. Mais arrivé à Beyrouth, il fut atteint de la dyssenterie et succomba.Pese a lo tardío y fugaz de su vocación, es interesante comparar la trayectoria y actitud de Uricoechea con la de Francisco Codera, nacido dos años después y fallecido en 1917, reacio al aprendizaje y la enseñanza del árabe hablado.
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