Me comentaba hace poco un colega, a propósito de la falta de sens de la langue entre los arabistas españoles en general, que más de una traducción, como la que publicara en 1914 Ribera de la Historia de los jueces de Córdoba por Aljoxani (كتاب القضاة بقرطبة للحافظ العالم... الخشني), habría que revisarla o, directamente, volver a hacerla debido a esta carencia. El propio Ribera, de hecho, era consciente de ella y la describía en estos términos:
El mejor arabista de España, estirándolo como una goma, no puede dar de sí más de lo que tiene; el más listo de entre los que mantenemos esas raras aficiones, será capaz de pasarse días enteros, y aun noches, encima de un manuscrito antiguo, leerlo y traducirlo; descifrar con algún ingenio una embrollada inscripción y hasta llevar a cabo ciertas investigaciones históricas y literarias, pero nadie puede mantener la conversación más sencilla con un moro, ni entender lo que éste dice; y lo que es peor: no podemos representarnos con vivacidad lo que los libros rezan, por falta de conocimiento entero y cabal de la vida musulmana: apenas hemos visto un albornoz, a no ser pintado.---Julián Ribera y Tarragó, Disertaciones y opúsculos, II, p. 469-70.
Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval en la U. de Huelva y azote de (algunos) arabistas, valoraba así, hace ya unos años, la traducción de fuentes árabes andalusíes al español:
El análisis realizado en las páginas precedentes ha permitido poner de manifiesto la situación actual en el ámbito de las traducciones de fuentes cronísticas, geográficas, jurídicas y biográficas relativas a la Historia de al-Andalus, situación que, a nuestro juicio, debe calificarse de precaria. Junto a la ausencia absoluta de traducciones sobre multitud de obras, que en algunos casos afectan a testimonios muy relevantes, se constata, además, la deficiencia de muchas de las llevadas a cabo, entre otras cosas debido a su notoria antigüedad. En este sentido es preciso insistir en la abundancia de traducciones carentes de aparato crítico, lo que resulta especialmente grave tratándose de textos antiguos y, además, redactados en una lengua tan compleja como el árabe, lo que redunda en un aprovechamiento insuficiente y parcial de las cualidades informativas y literarias de estos textos. Se aprecia, ante todo, la completa ausencia de un programa de actuación y de una actividad dirigida y coordinada, algo que resulta absolutamente imprescindible ante la magnitud del trabajo por hacer.---Alejandro García Sanjuán, "La traducción de fuentes árabes andalusíes al castellano: balance y valoración", Medievalismo, 11 (2001), p. 121-2.
Pero en breve, sin duda, la mejor referencia sobre el tema va a ser el libro Traducir al-Andalus: El discurso del Otro en el arabismo español. De Conde a García Gómez, de Anna Gil Bardají, que se publica este año.
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