Leyendo hace unos días una serie de noticias en EL PAÍS sobre el hostigamiento (más que previsible, por cierto) de las nuevas autoridades iraquíes contra los llamados Muyahidín del Pueblo (مجاهدين خلق), acogidos en el país por el régimen anterior, me vino a la mente una película iraní, titulada Night Bus (اتوبوس شب), que vi a finales del pasado mes de septiembre en el canal 2 de la red Jaam-e Jam (جام جم), y que me gustó bastante. De entrada, he de confesar, pensé que sería una de tantas películas bélicas en blanco y negro ambientadas en la guerra Irán-Iraq (que los iraníes denominan habitualmente "Sagrada Defensa", دفاع مقدس); pero no, más bien se trataba de una nueva forma de enfocar este género que se aprecia también en la taquillera y cómica Ekhrajiha (اخراجی ها), del sin embargo y paradójicamente ultra-conservador Masoud Dehnamaki (مسعود ده نمکی —convertido últimamente en el "Michael Moore de Irán" según The New York Times—).
Pero si algo me gustó y me entretuvo de la película, aparte de este nuevo enfoque, fue la mezcla en los diálogos de persa, árabe (el de los prisioneros, subtitulado) y, sobre todo, de árabe no nativo: el que chapurrea عيسى, el joven recluta (ver, p. ej., a partir del minuto 14:45 y del 28:00); pero también el de uno de los prisioneros (minuto 29:08), al que delata la entonación, a menos que se trate de un acento juzestaní (خوزستاني), aunque no lo parece (véanse a modo de ejemplo las grabaciones contenidas en Maryam Shabibi, "Khuzestani Arabic: a case of convergence"); y menos aún jorasaní (خراساني), es decir, del otro extremo de Irán, como el de estas grabaciones (transcripción y traducción al alemán aquí), aunque este último "suene más a persa".
Al margen de detalles, el chapurreo del recluta me recordó a la situación actual del árabe en Irán, que se rige por el art.º 16 de la Constitución vigente:
Puesto que la lengua del Corán y de las ciencias y las enseñanzas islámicas es el árabe, y que la literatura persa está completamente impregnada de ella, ésta debe enseñarse tras el ciclo de primaria y hasta el final de la secundaria en todos los cursos y especialidades.Cosa que suele hacerse como si se tratase de una lengua muerta (es decir, de manera muy parecida a como se enseña aún en muchas partes del mundo), con el resultado de que muchos iraníes, a pesar de haberla estudiado varios años, apenas pueden mantener una conversación en ella. Véanse, como ejemplo de esto que digo, las recomendaciones de Alireza Farghani (عليرضا فرقاني) en su artículo "La enseñanza del árabe en Irán: objetivos, retos y soluciones" (آموزش زبان عربي در ايران: اهداف، چالش ها، راهكارها), sobre cómo enseñar el árabe a los iraníes (p. 334) y mejorar la situación de dicha actividad docente (p. 340). De dos sesiones semanales, p. ej., una, dice Farghani, ha de dedicarse al "aprendizaje de la lengua (reglas de morfología y sintaxis)", y la otra, a la "lectura y traducción de textos" dictados previamente por el profesor.
Algunos factores que afectan a la cuestión pueden resultar igualmente familiares. En su artículo sobre los orígenes de la problemática del árabe en las universidades iraníes (ريشه يابى مشكلات آموزش زبان عربى در دانشگاه هاى ايران), Hojjat Rasouli (حجت رسولى) menciona, aparte de un descenso en el nivel de la enseñanza preuniversitaria, el desinterés de los estudiantes hacia la lengua, motivado por una visión negativa de los países donde se habla.
Interesante, ¿no?
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