3 de marzo de 2010

Ovunque si cuociono le fave

O como dirían realmente en italiano: "Tutto il mondo è paese."

La escena se repite año tras año, normalmente a comienzos del segundo cuatrimestre: una erasmus italiana asiste a clase por primera vez, soporta estoicamente las preguntas de turno en árabe (هل أنت طالبة جديدة؟ ما اسمك؟ من أين أنت؟) y al término de la lección se acerca a la tarima: en Italia ha estudiado un buen puñado de horas (seis u ocho horas a la semana, a diferencia de las tres o cuatro de aquí), y mucha, mucha gramática, pero conversación... poca, muy poca o ninguna. En definitiva, no sabe muy bien qué asignatura cursar: ha estudiado muchas más horas que sus compañeros pero entiende y se expresa peor que ellos. Con frecuencia, además, el conocimiento gramatical que han adquirido es meramente expositivo, y no instrumental.

Algunas, me consta, vuelven a Italia pensando que la enseñanza del árabe en la universidad española se centra enormemente en la práctica y, sin embargo, nada más lejos de la realidad general.

La gran diferencia en este caso, diría yo, no está en las habas, sino en el tiempo de cocción.

4 comentarios :

ladonnaoggetto dijo...

no sería tan optimista, en Italia depende mucho de la facultad: yo tenia menos horas que las que tengo en España.
Igualmente no considero muy alto el nivel italiano..y juntos con las horas de clase creo que siempre dependa del profesor que encuentre y no puedo negar que hay una tendencia escandalosa en contratar a los "malos", y echar a los críticos, porque "el árabe es un aprendizaje a base de nociones indiscutible y de fondo católico."
total no se como es en España pero en Italia el estudio de la lengua árabe está intimamente relacionado a "nuestras gloriosas" empresas coloniales y todavía seguimos esta "honrada" dirección (nahu).
de aquí tanta gramática y estudio libresco, católico y fachista masquerado con un buenismo patético.
Podría seguir pero me temo que desviaría en delirantes y compulsivos insultos a los sistemas de enseñanza italo-españoles.

Anís del moro dijo...

Gracias por el testimonio, "mujer objeto". De cualquier manera no pretendía ser optimista, sino incidir en el hecho de que, si la enseñanza no es la adecuada, dar más horas de clase no sólo no es una ventaja sino una pérdida de tiempo para los alumnos, y que es una lástima que alumnos con tantas horas de formación a sus espaldas acaben compartiendo aula con otros que, en la mitad de tiempo, tienen una mayor competencia comunicativa. Sucede en Italia y sucede en España: como muy bien dices, depende el profesor, pero no cabe duda de que en esto, como también apuntas, hay "tendencias". Muchos estudiantes y licenciados españoles se llevan un chasco parecido cuando, al cabo de cuatro o cinco años de carrera, deciden hacer un curso de verano y, una vez allí, se ven obligados a cursar los niveles más elementales.

En lo referente a la ideología, no cabe duda de que también en España el pensamiento conservador ha tenido mucho que ver en la manera en la que se ha enseñado esta lengua (es lo que yo denomino el nacionalarabismo), pero yo diría que esa ideología, como tal, ha ido pasando a un segundo plano y que, más allá de la izquierda y la derecha o del antagonismo religioso, hay un componente sociológico profundo que condiciona mucho más esta actividad didáctica.

Jesús dijo...

En el minuto 16,31, Josep Maria Espinàs le recuerda a Martí[n] de Riquer «aquella famosa frase que diu: ‘Que saps francès?’; ‘Home, no gaire, però per a ensenyar-ne, sí’» (de interés, también, de paso, lo que le replica Martí[n] de Riquer). Luego, repasando idiomas, algo de hebreo le intentó enseñar Millàs i Vallicrosa a De Riquer y, con el árabe: «em sap molt greu no saber àrab però com que tinc la sort de tenir un íntim amic, que és un saviàs [¿amable?], que és en Joan Vernet, és com si en sabés, perquè quan tinc un problema d’àrab, una telefonada a en Joan Vernet i queda resolt immediatament».

Anís del moro dijo...

"8. Come definiresti l'insegnamento dell'arabo in Italia?
Pessimo. Dell'arabo e di tutte le altre lingue. Insegnare una lingua facendo grammatica alla lavagna e esercizi di traduzione non porta da nessuna parte. «Sapere» una lingua significa capirla, parlarla, leggerla e scriverla. Tradurre è un aspetto del tutto marginale e secondario, può diventare un mestiere, certo, che ha le sue regole e tecniche, ma concentrarsi sulla sola traduzione va contro ogni regola della glottodidattica (la disciplina che si occupa di come insegnare le lingue) contemporanea. Comprendere un enunciato arabo non significa tradurlo in automatico nel proprio cervello. Questo è ancora oggi molto difficile da far capire in Italia, dove chi abbia alle spalle cinque anni di latino è tutt'al più in grado di leggere un testo aiutato dal vocabolario. Hanno «fatto» latino, ma non lo «sanno». Finalmente stanno sorgendo eccezioni di giovani docenti bravi, frutto in tutta immodestia del mio insegnamento."
https://www.viverefermo.it/2020/03/06/come-e-perch-ho-deciso-di-essere-ebreo/772668/

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