13 de febrero de 2010

El vulgo y no vulgo

El vulgo, y no vulgo, dice con frecuencia, pues lo he oído más de una vez, que un Fulano habla divinamente el árabe, cuando puede asegurarse que lo chapurrará mejor o peor; me admira siempre oir esto: ¿cómo el que no conoce el árabe, dice de otro que lo habla divinamente? Podrá asegurar que lo habla, o dice que lo habla, pero que lo hace divinamente siempre es una aseveración gratuita y exagerada, aun en el caso, poco probable, de que lo hable bien.
---Francisco Codera, "Las traducciones de documentos árabes (algo de historia)", Boletín de la Real Academia de la Historia, 62 (1913), 435-56 (445-6).
Hoy he visitado el recinto del templo —الحرم الشريف— con el Director del Museo, y varios orientalistas, uno ruso y otro alemán, que a pesar de ser «profesor numerario» de árabe en Greifswald y llevar aquí tiempo, no habla una palabra; así que a su lado me he lucido hablando —chapurreando de mala manera— con el رئيس القضاة.
---Emilio García Gómez, Viaje a Egipto, Palestina y Siria. (1927-1928): Cartas a Don Miguel Asín Palacios, Madrid, 2007, p. 79.

3 comentarios :

Jesús dijo...

Justa la fusta, mestre Antonio.

Anís del moro dijo...

Curioseando por ahí he llegado a la conclusión de que el profesor alemán en cuestión debía ser Gustaf Dalman, aunque también podría tratarse de Erich Bräunlich, salvo que éste en Greifswald sólo fue Privatdozent y luego, entre 1925-1930, Außerordentlicher Professor (profesor asociado).

Anís del moro dijo...

Definitivamente me decanto por Bräunlich. Tanto él como Werner Caskel, discípulos ambos de August Fischer en Leipzig y más tarde profesores en Greifswald, habían trabajado con Max von Oppenheim (véase Josefine von Bothmer, Die Gründungsgeschichte des Tell Halaf-Museums, 2007, cap. III, 136, 139) en el primer volumen de su obra sobre los beduinos de Mesopotamia y Siria, y en su Orient-Forschungsinstitut, y es posible que participaran también en la 2ª fase de la excavación de Tell Halaf (تل حلف), entre 1927 y 1929, coincidiendo con el viaje de García Gómez.

Bräunlich dejó Greifswald en 1930 para ocupar una plaza de catedrático en Königsberg y murió en 1945 en un campo de prisioneros en Yugoslavia; y Caskel, que había sucedido a Bräunlich, fue despedido de su puesto en 1938 por ser de padre judío, aunque finalizada la guerra se incorporó a la Humboldt-Universität de Berlín.

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