Ya se sabe: en Internet, una cosa te lleva a otra y así acabas liándote. Un tweet trujahebraico me condujo primero hasta una entrada de Frank Jacobs sobre el mapa Europa Polyglotta, publicado por Gottfried Hensel en su Synopsis universae philologiae, sive unitas el harmonia linguarum totius orbis (Núremberg, 1741), junto a sendos de África, Asia y América, que representan, como el de Europa, la genealogía de las lenguas ("linguarum genealogiam") y la forma de escribir ("scribendique modis") de distintos pueblos, con el padrenuestro como modelo; todo ello en un período indeterminado, como señala Stephen Dodson en Languagehat.
Como es natural, fue ver el mapa completo e írseme la vista a la Península Ibérica. Todo parece más o menos en su sitio hasta que uno repara en esa zona denominada "Mauritan(-ia?)" que se extiende de Sur a Este:
Y en la que, a diferencia del resto, aparecen unas letras árabes sueltas que, a poco que se examinen, representan de manera bastante descuidada el comienzo del padrenuestro en una aljamía cuando menos extraña:
Curiosamente, la obra de la que Hensel parece haber extraído sus versiones del padrenuestro, la Oratio dominica de D. Brown (Londres, 1713), menciona en su "index linguarum" la lengua "mauritanica" pero sólo a título informativo, sin incluir la versión correspondiente de esta plegaria.
Por su parte, el padrenuestro de la Mauritania transfretana, como se aprecia en el Africa polyglotta, otro de los mapas incluidos en la Synopsis de Hensel, aparece en cambio en un árabe impecable («أبونا الذي في السموات...»), y es idéntico al de Brown y el mismo que ocupa la Península Arábiga en el Asia polyglotta. Ni rastro, dicho sea de paso, de la "lingua shilhensis vel tamazeght", a la que sí se dedicaba ya una disertación, obra de Jezreel Jones, en otra publicación del género, la Oratio dominica de J. Chamberlayne y D. Wilkins, aparecida en Ámsterdam en 1715, que contiene, entre muchos otros, un padrenuestro "arabice, stylo vulgari in Barbaria" y el correspondiente "shilhice" (ⵙ ⵜⴰⵛⵍⵃⵉⵜ), cortesía ambos del mismo Jones, agente y cónsul británico destacado en el Norte de África "and many Years Interpreter to the Ambassadors from those Parts", según dice una necrología suya. Tanto la Dissertatio de lingua shilhensi como el padrenuestro han sido estudiados por Harry Stroomer en "An early european source on Berber. Chamberlayne (1715)", Salem Chaker (ed.), Études berbères et chamito-sémitiques: mélanges offerts à Karl-G. Prasse, París-Lovaina, 2000, p. 303-316.
¿De dónde proviene entonces el padrenuestro aljamiado de Gottfried Hensel? Téngase en cuenta que José Antonio Conde, al que se tiene por descubridor de la literatura aljamiada, nace en 1766, un par de décadas después de que la Synopsis de Hensel viera la luz de la imprenta, aunque ya en los De religione mohammedica libri duo de Adriaan Reland, publicados en Utrecht en 1705, se menciona un "manuscriptum Hispanicum de religione Mohammedica, sed charactere Arabico consignatum", titulado «ترتد شاغند دالش ارتكلش كا تد بوان مسلم اشتا ابلغد ا كراار اتنار بر فا» (Tratado segundo de los artículos que todo buen Muslim está obligado a creer y tener por fe), y que no era en realidad sino el Breve compendio de nuestra santa ley i sunna del Mancebo de Arévalo. Con posterioridad, el traductor de Reland al francés, David Durand, añadirá a su traducción, publicada en La Haya en 1721, una versión y comentario del manuscrito. "Il a fallu", dirá, "la traduire en François & la commenter, comme l'Ouvrage de quelque Espagnol Renegat", y en nota al pie explica que (p. xxxv-vi):
Volviendo a Hensel, nada se dice en el cuerpo de su obra acerca de la aljamía y, de hecho, la única alusión a la presencia del árabe en la Península que he podido hallar es este fragmento (p. 469):
Sirva este excurso para preguntarse si el padrenuestro aljamiado de Hensel no será en realidad, como la traducción de Luna, una invención. Padrenuestros como el de Pedro de Alcalá en su Arte para ligeramente saber la lengua arauiga (Granada, 1506, p. 43) o el de la Doctrina Christiana en lengua arauiga y castellana (Valencia, 1566, p. 4), obras ambas concebidas "para la instruction de los nueuamente conuertidos" de uno y otro reino, son una especie de antialjamía (árabe en letra castellana), una antítesis del que Hensel sitúa en su intemporal Mauritania ibérica, que a su vez lo es también en otro sentido, más allá de la lengua o la escritura: el religioso, puesto que la aljamía de los moriscos (y no parece que haya habido otra, al menos anterior a la guerra civil española —en que García Gómez la utilizaría con Asín a modo de cifra—) es siempre, por decirlo de algún modo, una lengua para-islámica, y no de catequización.
Como es natural, fue ver el mapa completo e írseme la vista a la Península Ibérica. Todo parece más o menos en su sitio hasta que uno repara en esa zona denominada "Mauritan(-ia?)" que se extiende de Sur a Este:
Y en la que, a diferencia del resto, aparecen unas letras árabes sueltas que, a poco que se examinen, representan de manera bastante descuidada el comienzo del padrenuestro en una aljamía cuando menos extraña:
فَدرَ تسُترُ فيَ / يهشـ؟ ينY cuya parte final, que coincide con un segundo renglón en el mapa, resulta algo confusa (por no hablar ya de ese sospechoso fadar germanizante).
[fadar tustru —nustru?— qay yiHŠ-? yin] > Padre nuestro que / [¿estás?] en
Curiosamente, la obra de la que Hensel parece haber extraído sus versiones del padrenuestro, la Oratio dominica de D. Brown (Londres, 1713), menciona en su "index linguarum" la lengua "mauritanica" pero sólo a título informativo, sin incluir la versión correspondiente de esta plegaria.
Por su parte, el padrenuestro de la Mauritania transfretana, como se aprecia en el Africa polyglotta, otro de los mapas incluidos en la Synopsis de Hensel, aparece en cambio en un árabe impecable («أبونا الذي في السموات...»), y es idéntico al de Brown y el mismo que ocupa la Península Arábiga en el Asia polyglotta. Ni rastro, dicho sea de paso, de la "lingua shilhensis vel tamazeght", a la que sí se dedicaba ya una disertación, obra de Jezreel Jones, en otra publicación del género, la Oratio dominica de J. Chamberlayne y D. Wilkins, aparecida en Ámsterdam en 1715, que contiene, entre muchos otros, un padrenuestro "arabice, stylo vulgari in Barbaria" y el correspondiente "shilhice" (ⵙ ⵜⴰⵛⵍⵃⵉⵜ), cortesía ambos del mismo Jones, agente y cónsul británico destacado en el Norte de África "and many Years Interpreter to the Ambassadors from those Parts", según dice una necrología suya. Tanto la Dissertatio de lingua shilhensi como el padrenuestro han sido estudiados por Harry Stroomer en "An early european source on Berber. Chamberlayne (1715)", Salem Chaker (ed.), Études berbères et chamito-sémitiques: mélanges offerts à Karl-G. Prasse, París-Lovaina, 2000, p. 303-316.
¿De dónde proviene entonces el padrenuestro aljamiado de Gottfried Hensel? Téngase en cuenta que José Antonio Conde, al que se tiene por descubridor de la literatura aljamiada, nace en 1766, un par de décadas después de que la Synopsis de Hensel viera la luz de la imprenta, aunque ya en los De religione mohammedica libri duo de Adriaan Reland, publicados en Utrecht en 1705, se menciona un "manuscriptum Hispanicum de religione Mohammedica, sed charactere Arabico consignatum", titulado «ترتد شاغند دالش ارتكلش كا تد بوان مسلم اشتا ابلغد ا كراار اتنار بر فا» (Tratado segundo de los artículos que todo buen Muslim está obligado a creer y tener por fe), y que no era en realidad sino el Breve compendio de nuestra santa ley i sunna del Mancebo de Arévalo. Con posterioridad, el traductor de Reland al francés, David Durand, añadirá a su traducción, publicada en La Haya en 1721, una versión y comentario del manuscrito. "Il a fallu", dirá, "la traduire en François & la commenter, comme l'Ouvrage de quelque Espagnol Renegat", y en nota al pie explica que (p. xxxv-vi):
En effet on a hazardé cette conjecture, d'après quelques vraisemblances: mais on ne fauroit y appuyer, parce qu'on nous a fait souvenir que des Arabes avoient autrefois possedé les côtes Méridionales d'Espagne; & qu'ainsi il n'est pas nécessaire de recourir au Renégat.Décadas más tarde y ante un texto similar, el célebre Sylvestre de Sacy recordará a Reland en su "Notice d'un manuscrit espagnol écrit en caractères arabes", aparecida en Le Journal de sçavans con fecha de 16 de germinal del año 5 (5 de abril de 1797), en estos términos (p. 206):
Je n'ai point connoissance qu'aucun autre écrivain ait parlé de quelque manuscrit de ce genre: c'est ce qui m'engage à faire connoître avec quelque detail celui dont il est ici question.Noticia que motivará una carta de Conde, fechada el 27 de julio de ese mismo año, en que éste le comunica al orientalista francés sus "observaciones acerca de esta literatura".
Volviendo a Hensel, nada se dice en el cuerpo de su obra acerca de la aljamía y, de hecho, la única alusión a la presencia del árabe en la Península que he podido hallar es este fragmento (p. 469):
In Hispanica lingua, multa verba sunt Punica, ob Maurorum incursionem. Imo Jos. Scaliger, in Epist. posthum. 489. quartam partem Hispanicae Linguae Arabicam esse, censet.En el que Hensel parece seguir a la letra a Christoph Besold, aunque sin cuestionar como él la afirmación de Scaliger (hijo del célebre Escalígero) de que una cuarta parte del español, cómo mínimo, era meramente árabe. O exagera, dirá Besold, o peca de vanidoso e ignorante (De Natura Populorum, Ejusque Pro Loci Positu, ac temporis decursu variatione, Tubinga, 1632, p. 116-117):
In Hispanica lingua, multa Punica verba sunt, quae Hebraea vel Arabica videntur. Bernhard. Aldrete. 2. cap. 28. Et etiam Ios. Scaliger, in Epist. posthum. fol. m. 489. quartam partem Hispanicae linguae, Arabicam esse censet. Sed aut hyperbolice loquitur ille, aut qui omnium linguarum gnarus praedicatur, Hispanicae moderne ignarus fuit. At si quae ibi non pauca inveniuntur, facilis et certa est coniectura, Mauros, qui multa per saecula Hispaniam incoluerunt, ea illic intulisse.Sin que por ello quepa imaginar que Hensel está trasladando a su mapa, de algún modo, la estimación (realmente hiperbólica si se consideran los porcentajes de Neuvonen y Maíllo, siempre inferiores al 1%) de Scaliger, quien efectivamente pasa por ser "de todas las lenguas conocedor" en una carta que dirige a Isaac Casaubon (Epistolae omnes, 1627, LXXXVI, p. 242) con fecha de octubre de 1603, en respuesta a una lista de palabras árabes (cf. Isaaci Causaboni Epistolae, Róterdam, 1709, CCCLVI, p. 190) que éste le había remitido:
Schedion verborum Arabicorum legi. Scito ea omnia verba hodie a vulgo Toletanorum intelligi, quorum idioma non parvam partem constat Arabicis, aut Mauritanis vocibus. Ego illa omnia intelligo, quia Hispanice scio. Nam multa sunt, quae soli Mauri capiunt, non puri Arabes, et, si voles, ea tibi interpretabor. Quaedam etiam pure Arabica sunt: sed rariora illa. Reliqua sunt sermonis Maroccani, aut Fessensis. Ego, ut dixi, si tanti illa putas, interpretabor.Todas ellas, le responde Scaliger, las entiende hoy en día el común de los toledanos, cuya lengua consta de una parte nada despreciable de voces árabes o magrebíes, y él mismo, puesto que sabe español. Muchas sólo las entienden los magrebíes, no los árabes, y algunas son árabe puro (فصحى؟), pero son las más raras. El resto pertenece al habla de los marroquíes o fecíes, pero todas puede traducírselas, si bien en una segunda carta le remitirá directamente al diccionario de Nebrija: pocas serán, dice entonces, las palabras que no encuentre en él, y pone como ejemplo 'almogávares', que "sunt milites, quales Martolossi". Muchas "in idiotismo Toletano" son "μιξομαυριτανικά" y no árabe puro, como la mayor parte de las recogidas en la lista de Casaubon, quien a vuelta de correo le hace saber que ni tiene el "Lexicon Nebrissensis" ni jamás, hasta la fecha, ha podido obtenerlo ni consultarlo. No pocos de esos términos "μιξομαυριτανιαραβικά", prosigue, los había sacado de obras españolas, leídas con ese único objeto, y en especial de la Historia traducida del árabe (fabulada, en realidad) por Miguel de Luna.
Sirva este excurso para preguntarse si el padrenuestro aljamiado de Hensel no será en realidad, como la traducción de Luna, una invención. Padrenuestros como el de Pedro de Alcalá en su Arte para ligeramente saber la lengua arauiga (Granada, 1506, p. 43) o el de la Doctrina Christiana en lengua arauiga y castellana (Valencia, 1566, p. 4), obras ambas concebidas "para la instruction de los nueuamente conuertidos" de uno y otro reino, son una especie de antialjamía (árabe en letra castellana), una antítesis del que Hensel sitúa en su intemporal Mauritania ibérica, que a su vez lo es también en otro sentido, más allá de la lengua o la escritura: el religioso, puesto que la aljamía de los moriscos (y no parece que haya habido otra, al menos anterior a la guerra civil española —en que García Gómez la utilizaría con Asín a modo de cifra—) es siempre, por decirlo de algún modo, una lengua para-islámica, y no de catequización.
2 comentarios :
Es que se me entretiene vd. con unas cosas que ya, ya. Vamos, vamos...
Más que entretenerme, me anestesio. O dicho de otro modo: me entretengo para olvidar...
Lo de The Musalman de Madrás viene de lejos y hace poco, por cierto, que había vuelto a salirme al paso.
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