(Atención: esta entrada requiere altavoces, volumen y también, en algún momento, cerrar los ojos —como Orhan Veli cerraba los suyos para escuchar a Estambul—.)
Dice Ismail Fawzy (إسماعيل فوزي), uno de los vocalistas del grupo Wust El-Balad (وسط البلد), en esta canción de 2007, titulada "Loco" (مجنون), que él lo está, que su locura es por voluntad propia y que grita con todas sus fuerzas: "Derrumbaos, capitales". Capitales, dice, no hay. Pasaportes, dice, tampoco. Ni fronteras. Son barreras que separan a la gente. No hay ni Norte ni Sur: la nacionalidad es el corazón. Si amas y te mezclas, el mundo te amará. "Elimina", pide a quien le escuche, "los meridianos. Borra los paralelos". Dice que blanco no hay, que negro tampoco, que todos venimos de la tierra; que es el amor de la humanidad, de la gente, lo que le vuelve loco, y que lo está porque aún siente y padece:
Quítense algunos rasgos dialectales comunes y la típica pronunciación cairota de ج (como گ en persa, /g/; no como غ, /ɣ/), poco más, y la propia letra de la canción franquea con holgura las isoglosas (las fronteras internas) del árabe (que de las externas ya se encarga, confío, la música y el optimismo que desprende).
Wust El-Balad saltaron a la fama gracias a este vídeo que sigue a continuación y que tiene como trasfondo la Revolución del 25 de enero, en el que uno de los fundadores de la banda, Hany Adel (هاني عادل —el que aparece en la imagen fija—), interpreta junto a Amir Eid (أمير عيد), del grupo Cairokee (كايروكي), el tema "La voz de la libertad" (صوت الحرية). Corría ya el mes de marzo cuando, viendo que la combinación de audición y lectura se prestaba bastante (por los carteles que van mostrando los protagonistas, con partes de la letra), decidí aprovecharlo en clase a propósito, o más bien con la excusa, de que 'libertad' formaba parte del vocabulario de la lección que estábamos viendo; y ahora confieso haber tenido que contener la emoción en más de una ocasión, amparado en la oscuridad del aula. De hecho, sigue ocurriéndome ante la voz y el poema de Abdel Rahman el-Abnudi (عبد الرحمن الأبنودي), "La plaza" (الميدان), del que la canción recoge un fragmento, sobre todo cuando al final de éste el poeta se pregunta, primero, si es con su sangre con la que está escribiendo una nueva vida para su tierra o es con la primavera, porque "las dos son verdes" (الاثنين بلون أخضر); y después, si está sonriendo de felicidad o es de tristeza.
Aunque a mí, si hay un vídeo que me emocionó aquellos días, fue este otro de Karim Shaaban (كريم شعبان), Viva Egipto (تحيا مصر), en el que también aparece, por cierto, Hany Adel (min. 1:08), que debió tirarse todo aquel día en la calle, como tantos compatriotas suyos:
Una emoción extraña en quien sólo ha pisado Egipto una vez y hace mucho tiempo, mezcla de empatía y cierta ternura, como al escuchar (min. 2:35) a la gente cantando la célebre "Egipto, madre, tú que eres la espléndida Baheya" (مصر ياما يا بهية) del Jeque Imam (الشيخ إمام) y Ahmed Fouad Nagm (أحمد فؤاد نجم): "Egipto, madre, tú que eres un barco, por más que se embravezca el mar, tus campesinos son tus marineros".
El segundo álbum de Wust el-Balad se titula Robabekya (روبابكيا, del italiano roba vecchia) que es, como su etimología indica, el género de segunda mano con que comercian traperos, chamarileros y... ropavejeros; y puede descargarse gratuitamente.
Dice Ismail Fawzy (إسماعيل فوزي), uno de los vocalistas del grupo Wust El-Balad (وسط البلد), en esta canción de 2007, titulada "Loco" (مجنون), que él lo está, que su locura es por voluntad propia y que grita con todas sus fuerzas: "Derrumbaos, capitales". Capitales, dice, no hay. Pasaportes, dice, tampoco. Ni fronteras. Son barreras que separan a la gente. No hay ni Norte ni Sur: la nacionalidad es el corazón. Si amas y te mezclas, el mundo te amará. "Elimina", pide a quien le escuche, "los meridianos. Borra los paralelos". Dice que blanco no hay, que negro tampoco, que todos venimos de la tierra; que es el amor de la humanidad, de la gente, lo que le vuelve loco, y que lo está porque aún siente y padece:
مجنون، مجنون... وجنوني باختياري
باصرخ بعلو صوتي: يا عواصم انهاري
عواصم مفيش مفيش... مفيش جوازات سفر
حدود مفيش مفيش، سدود بين البشر
وهو ذا جنوني... وهو ذا جنوني
(أنا أنا أنا) مجنون مجنون مجنون
مفيش شمال وجنوب، جنسيتك قلبك
قم يالله حب وذوب والدنيا هتحبك
إلغي خطوط الطول، امسح خطوط العرض
أبيض مفيش، أسود مفيش، كلنا من نبت الأرض
مجنون بحب البشر مجنون بحب الناس
مجنون لأني مفقدتش الإحساس
Wust El-Balad saltaron a la fama gracias a este vídeo que sigue a continuación y que tiene como trasfondo la Revolución del 25 de enero, en el que uno de los fundadores de la banda, Hany Adel (هاني عادل —el que aparece en la imagen fija—), interpreta junto a Amir Eid (أمير عيد), del grupo Cairokee (كايروكي), el tema "La voz de la libertad" (صوت الحرية). Corría ya el mes de marzo cuando, viendo que la combinación de audición y lectura se prestaba bastante (por los carteles que van mostrando los protagonistas, con partes de la letra), decidí aprovecharlo en clase a propósito, o más bien con la excusa, de que 'libertad' formaba parte del vocabulario de la lección que estábamos viendo; y ahora confieso haber tenido que contener la emoción en más de una ocasión, amparado en la oscuridad del aula. De hecho, sigue ocurriéndome ante la voz y el poema de Abdel Rahman el-Abnudi (عبد الرحمن الأبنودي), "La plaza" (الميدان), del que la canción recoge un fragmento, sobre todo cuando al final de éste el poeta se pregunta, primero, si es con su sangre con la que está escribiendo una nueva vida para su tierra o es con la primavera, porque "las dos son verdes" (الاثنين بلون أخضر); y después, si está sonriendo de felicidad o es de tristeza.
Aunque a mí, si hay un vídeo que me emocionó aquellos días, fue este otro de Karim Shaaban (كريم شعبان), Viva Egipto (تحيا مصر), en el que también aparece, por cierto, Hany Adel (min. 1:08), que debió tirarse todo aquel día en la calle, como tantos compatriotas suyos:
Una emoción extraña en quien sólo ha pisado Egipto una vez y hace mucho tiempo, mezcla de empatía y cierta ternura, como al escuchar (min. 2:35) a la gente cantando la célebre "Egipto, madre, tú que eres la espléndida Baheya" (مصر ياما يا بهية) del Jeque Imam (الشيخ إمام) y Ahmed Fouad Nagm (أحمد فؤاد نجم): "Egipto, madre, tú que eres un barco, por más que se embravezca el mar, tus campesinos son tus marineros".
El segundo álbum de Wust el-Balad se titula Robabekya (روبابكيا, del italiano roba vecchia) que es, como su etimología indica, el género de segunda mano con que comercian traperos, chamarileros y... ropavejeros; y puede descargarse gratuitamente.