20 de mayo de 2010

Where do we find the teachers?

Hace ahora casi un mes se celebró en la Escuela de Traductores de Toledo el IV congreso Árabe marroquí, bajo el lema "Más allá de la oralidad". Ya lo mencioné en su día, a propósito de una asignatura optativa de marroquí que se ha venido impartiendo estos últimos años en mi universidad, pero que desaparece el curso 2011-2012 con la implantación del nuevo grado en Traducción e Interpretación, que no la incluye. Por una cuestión de ordenación docente, buena parte de los alumnos que cursan dicha asignatura han sido previamente alumnos míos durante dos años académicos, y vuelven a serlo inmediatamente después, durante uno y medio, lo cual me permite vislumbrar en la práctica los efectos positivos de compaginar el estudio del árabe normativo con el dialectal. Y digo "vislumbrar en la práctica" porque se trata realmente de apreciar indicios leves, pero que coinciden tanto con la intuición propia como con las observaciones de otros.

La Universidad de Castilla-La Mancha, a la que pertenece la Escuela de Traductores de Toledo, ha colgado en su página de recursos hipermedia (sic) una serie de vídeos grabados durante el congreso, poniendo así al alcance de quienes no asistimos la oportunidad de hacerlo virtualmente. A pesar de que, según la propia publicidad del congreso, "el estudio, enseñanza y aprendizaje del árabe marroquí es cada día más demandado y necesario en nuestro país" y de que "el aprendizaje de esta lengua no sólo posibilita una mejora en el funcionamiento del amplio abanico de servicios a la ciudadanía, sino que pone nuevas bases para el mejor conocimiento mutuo y la construcción de una sociedad multilingüe", poco se habló al respecto, a juzgar por el programa y los vídeos de las ponencias, y a excepción de lo expuesto por Victoria Aguilar ("Aprender marroquí en España del XVIII al XXI"), profesora de la asignatura de marroquí a la que me he venido refiriendo.

No era de esperar, por tanto, que se abordara la que es, a mi modo de ver, una cuestión crucial: cómo garantizar la enseñanza oficial de una lengua como el árabe marroquí cuando
  1. La mayoría del actual profesorado de árabe, tanto universitario como de Escuela Oficial de Idiomas, carece de una competencia mínimamente profesional en ella (cuando no básica).
  2. Con los actuales procedimientos de selección de profesorado es prácticamente imposible requerir dicha competencia a los candidatos.
  3. Tiene escasa o ninguna presencia en los planes de estudio oficiales.
A poco que se consideren todas estas circunstancias, se comprenderá que, sin el profesorado adecuado y sin posibilidad alguna de seleccionarlo o formarlo previamente, resulta difícil concebir una incorporación a gran escala del marroquí a la enseñanza oficial, al margen o en combinación con el árabe normativo. Por decirlo de un modo más gráfico: se pretende que ciertos colectivos profesionales aprendan marroquí, cuando, paradójicamente, la mayoría de quienes están en condiciones óptimas de hacerlo (los profesores de árabe normativo) o no lo han conseguido o ni siquiera han hecho el intento. La situación, por consiguiente, es desde mi punto de vista mucho más compleja de lo que plantea Victoria Aguilar en su intervención (min. 19:55):
Si alguna vez, pongo por caso, Marruecos llegara a reconocer el árabe marroquí como lengua oficial, la situación cambiaría radicalmente, y se incluiría sin dificultad en los planes de estudio en las universidades, EEOOII y otros centros como una lengua independiente.
Puesto que, al margen de la consideración que reciba la lengua entre sus hablantes, hay sin duda un problema de actitud de fondo; no hacia el árabe marroquí como tal, sino hacia la comunicación en árabe (o con los árabes) en general. No se explica de otro modo la proverbial indiferencia del arabismo universitario español hacia la lengua árabe en cualquiera de sus formas (la oficial y las oficiosas), reducida a una herramienta necesaria pero engorrosa, a un bisturí esterilizado en el autoclave de la gramática-traducción, pero, en definitiva, manejado torpemente y a disgusto. Ya lo decía el siempre inspirado Julián Ribera (Disertaciones y opúsculos, II, p. 470):
Un idioma no puede ser estudiado a fondo sin otros instrumentos que las gramáticas y diccionarios: eso es aprender anatomía animal en estampas y dibujos, sin destripar nunca un miserable conejo.

Hay que decir, no obstante, que las cosas van cambiando (sí, hasta yo lo pienso —pero sólo a veces—) y que probablemente cada vez son más los estudiantes (y los profesores) de árabe interesados en aprender marroquí, y también las oportunidades de hacerlo, aparte de ir también en aumento el número de los que lo tienen como lengua materna. Queda por ver cuántos de estos alumnos lograrán alcanzar la suficiente competencia lingüística y didáctica, y cuántos conseguirán acceder a un mundo, el de la docencia, donde saber mucho o saber enseñar no lo es todo, ni a veces siquiera lo más importante.

Esto, que a muchos aquí les puede resultar familiar, no lo es menos en otros lugares. Como comentaba hace tiempo David Wilmsen en ARABIC-L:
Where do we find the teachers? That is what everyone is asking these days. We could find dozens upon dozens of hugely talented teachers if we got over our institutional bias toward PhDs. I personally know a score or more of brilliant teachers possessing Master's degrees in teaching Arabic as a foreign language and long years of experience who would come west under almost any condition. But they are competing with ABDs and PhD holders.

5 comentarios :

Aram dijo...

Pues mira, أبو إلياس, por continuar con nuestro alargado tema de conversación, aunque el paso del tiempo nos permite ir avanzando lenta pero progresivamente.
Creo recordar que en el III SIMPOSIO DE LA S.E.E.A en Toledo de 1996 intentaba explicar mis intentos por lograr una enseñanza más eficaz en una ponencia titulada "árabe integral". Y Tú proponías, creo que en el foro de Aldadis, el "árabe a secas" que a mí me encanta, porque, la verdad es que, a ningún español, cualquiera que sea su propósito al estudiar idiomas, se le ocurriría decir, por ejemplo, que está aprendiendo “inglés moderno”, “francés vernacular” o “alemán neoclásico”.

Por supuesto, el asunto es cuál ha de ser el alcance de la porción de lengua objeto de enseñanza-aprendizaje.
En mi opinión, el asunto reside en la correcta contextualización de las muestras de lengua utilizadas y el no cometer errores de registro en la presentación y uso de los actos de comunicación que se produzcan durante el proceso.
El problema, me parece a mí, hasta el momento es que los distintos cursos, por una parte, enseñan unos contenidos, por diferentes razones,insuficientes y, por otra, con claros errores de registro motivados, tal vez, por pacata "hipercorrección".
Traté de explicarme mejor, ahora ya ayudado por la publicación del MCER, en el II Congreso Árabe Marroquí: estudio, enseñanza y aprendizaje (Toledo 2007)hablando de "ENSEÑANZA DEL MARROQUÍ Y NIVEL DE COMPETENCIA" donde desgranaba unas cuantas implicaciones didácticas que se pueden extraer de los descriptores de niveles comunes de referencia:

- El descriptor sobre Comprensión auditiva del Nivel A1 que exige el “reconocer palabras y expresiones muy básicas que se usan habitualmente...” implica la necesidad de empezar el aprendizaje de الدارجة desde el primer momento.
- Para que el alumno pueda “utilizar expresiones cotidianas de uso muy frecuente” en el nivel A1, resultaría mucho más realista y adecuado utilizar, por ejemplo, نتشاوفوا en lugar de سنلتقي يوما o لا باس عليك؟en lugar de كيف حالك؟ , es decir en الدارجة .
- En cambio, para lograr “comprender los puntos principales de textos claros y en lengua estándar...” del nivel B1, el alumno necesitará utilizar الفصحى .
(continua...)

Aram dijo...

(continuación de lo anterior)
- Para ser capaz de “escribir postales cortas y sencillas” (N.A1) utilizará expresiones como كندوزوها مزيان en الدارجة . Pero, para “rellenar formularios...” necesitará, para la misma destreza del mismo nivel, utilizar الفصحى
- “Comprender la idea principal de muchos programas de radio o televisión que tratan de temas actuales..." (Comprensión auditiva B1) requerirá básicamente del uso de الفصحى .
- El descriptor, de comprensión auditiva del nivel C1 “Reconoce una amplia gama de expresiones idiomáticas y coloquiales y aprecia cambios de registro” es clara muestra de que se pretende alcanzar la competencia comunicativa tanto en الفصحى como en الدارجة simultáneamente.

Hay muchas otras actividades de la lengua, ya sean de comprensión, de expresión, de interacción o de mediación, que no podrán ser llevadas a cabo únicamente con conocimientos de الدارجة . El reto ahora está en que los profesores y sobre todo los autores de los manuales, seamos capaces de utilizar muestras de lengua “reales” que preparen a los alumnos para que sean capaces de comunicarse con los nativos de la lengua objeto de estudio, con normalidad, eficiencia y competencia suficientes según los niveles comunes de referencia.

Hoy en día, ya no es tan poco frecuente poder dialogar con genet de las nuevas generaciones que están al día en cuestiones de EALE.
Y, aunque sea uno de los pocos eventos de los que no se han publicado las grabaciones en video de los acogidos por Casa Árabe ni tampoco tienen pinta de que se vayan a publicar actas, no se puede hacer uno, a estas alturas, como si no hubieran estado hablando en España algunos de los participantes en el Congreso ARABELE, como Mounther A. Younes, M. Alosh, o A. Chekayri; aunque una de sus organizadoras hable de la realidad de la EALE en España, en el IV congreso Árabe marroquí que tú citas, sin tener el más minimo contacto con muchos de los centros en los que se produce y con su programación didáctica.
Aram

Anís del moro dijo...

La cuestión sigue siendo, como se pregunta Wilmsen, de dónde sacamos a los profesores, porque la mayoría de los actuales, al menos aquí en España, no domina dialecto alguno (aunque haya quien diga que "ha aprendido egipcio" en los nueve meses que duró su beca de la AECI), y ni siquiera el árabe normativo a efectos comunicativos, con lo cual ellos mismos ignoran qué es habitual ("real") y qué no en el uso de la lengua. Y lo que es peor, muy pocos son los que tienen la intención de reciclarse, y menos aún los que lo intentan. Poner en manos de uno de estos profesores los manuales y materiales adecuados sólo podría dar lugar a que sonara la flauta de vez en cuando, pero poco más.

En definitiva, ¿es legítimo (y viable) enseñar a los demás lo que uno mismo ha sido incapaz de aprender?

Aram dijo...

Yo he formado parte de un tribunal de oposiciones para profes de árabe de la EEOOII de Andalucía y te aseguro que los que han sacado las seis plazas en juego tienen un excelente nivel tanto de competencia comunicativa y lingüística como de didáctica de LLEE.
También es cierto que otro grupo grande de los aspirantes no podían con su alma, e incluso hubo algunos que no consiguieron terminar la prueba oral y optaron por el abandono.
Lo que no entiendo son los esfuerzos proteccionistas de la administración para que las sacaran interinos que fueron contratados sin ningún tipo de prueva de nivel.
Claro que en eso alguna responsabilidad tienen las universidades que expenden unas titulaciones sin especificar para qué trabajos capacitan... ni intención que tienen de hacerlo... ¡porque no será que no se les ha requerido en la SEEA!
Finalmente quería decir que me parece vergonzoso que una vez que un interino no ha superado la oposición, venga la administración (parece que a exigencia de los sindicatos), los saque de la basura y los vuelva a poner a trabajar en las plazas vacantes (que no se habían convocado a oposición) o para sustituciones, por delante de los aspirantes que aprobaron las pruebas pero sin plaza (quienes quedan al final de la bolsa de trabajo)
Y respondiendo a la pregunta:
Where do we find the teachers?
Te aseguro que hay gente que no se han quedado en casa y que lleva años preparándose en los países árabes y no habría más que permitirles participar en las pruebas de selección.
Aram

Anís del moro dijo...

Ya lo dice Wilmsen: "... if we got over our institutional bias" (ya sea en favor de los doctores o de los interinos; siempre hay "esfuerzos proteccionistas" sin sentido contra los que luchar).

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