29 de julio de 2011

L'àrab planteja problemes


"Ja l'àrab planteja problemes. El problema és que ni el doctor Samsó ni jo sabem àrab, ni cap del món". Lo decía Juan Vernet, catedrático de Lengua y Literatura Árabe de la Universidad de Barcelona, fallecido el pasado 23 de julio, en el minuto 12:12 de esta entrevista grabada en febrero, y como ejemplo ponía la dificultad de unos traductores para enfrentarse al "llenguatge tècnic de la història de la ciència" en un curso impartido por él en el Institut du Monde Arabe de París, refiriéndose un poco más adelante a la suya propia para seguir un discurso de Gadafi (القذافي) en la televisión. "Era prou curiós", reflexiona a partir del minuto 13:10. "No l'entenia i l'entenia, perquè ell parlava àrab clàssic, però [...] passava a l'àrab dialectal, i en comptes de التي deia اللي i altres coses per l'estil".

24 de julio de 2011

Naqhara 3.0

Más que una entrada habitual, éste es un aviso para quienes utilizan Naqhara: un teclado para Tavultesoft Keyman (en su antigua versión 5.0) que creé en 2002 y al que desde entonces le he hecho varios retoques, hasta ayer, en que lancé la versión 3.0.

Naqhara, de ahí su nombre (نقحرة), es una herramienta gratuita para insertar en Microsoft Windows los diacríticos que habitualmente emplean los arabistas para transliterar el árabe en caracteres latinos (un recurso oportuno a veces, pero del que se abusa también con excesiva frecuencia, en menoscabo de la grafía original) y, a diferencia de otros remedios caseros, independiente del programa y la tipografía que se empleen. El motivo de esta nueva versión ha sido, de hecho, corregir un defecto de diseño que afectaba a la inserción de estos caracteres en algunos contextos, provocando un retroceso del cursor y la eliminación, según el caso, de una o dos letras precedentes. Resuelto ya el problema, Naqhara puede emplearse, p. ej., para incluir sobre la marcha transcripciones en mensajes de correo electrónico, editores de texto plano, navegadores, etc.

Cuando me propuse distribuir Naqhara gratis et amore no lo hice, naturalmente, pensando en quienes abusan de la transcripción, sino en los que, por exigencias de diversa índole, se ven forzados a emplearla; y es muy probable que, de haber existido alguna alternativa, como después IBN JALDUN 1.0, de Miguel Á. Manzano, no me habría tomado la molestia, máxime cuando no falta quien en lugar de probar se siente, diríase, interpelado y en la necesidad imperiosa de hacerte partícipe, velis nolis, de las bondades de su fórmula magistral de macros, plantillas y fuentes trucadas de toda la vida, en una muestra de ufana y proselitista ignorancia que tanto recuerda a otra, la del árabe, endémica en el gremio. Pero un teclado así no existía, y como dicen en Marruecos, "tú haz el bien y duerme con la serpiente" («دير النية وبات مع الحية»), de modo que en 2002 comencé a distribuir una primera versión pública y gratuita de Naqhara, la 1.3.1 (dedicada ya «إلى كل من ضجر من كتابة العربية بغير خطها», por curarme en salud), a la que siguió la 1.3.2 para Arabismo.com, que fue hasta 2006, en que desapareció como tal, el portal de referencia "sobre la lengua árabe y el arabismo" en español.

"La mejor gente que hay es la que más beneficia a la gente" (القضاعي، مسند الشهاب، 771)
Entre las distintas versiones ha habido cambios importantes: las primeras, p. ej., requerían pulsar varias combinaciones de teclas; en la última, una sola tecla, inerte, pulsada una, dos o tres veces antes de la letra a la que se le va aplicar el diacrítico, conforme a una regla bastante intuitiva, genera el tipo deseado.

Huelga decir que, contando con un software adecuado como Keyman Developer (cuyo precio, todo sea dicho, se ha triplicado desde la versión 5) o el gratuito MSKLC y otros similares, crear teclados como Naqhara es relativamente sencillo y está al alcance de cualquiera con unos conocimientos mínimos de informática (que no es exactamente lo mismo que saber manejar un ordenador).

La versión 3.0 de Naqhara se encuentra disponible aquí. Pero recuerde: la transcripción puede desvirtuar el árabe. Transcriba con moderación.

22 de julio de 2011

Aisha

"Aïcha, Aïcha... yo te quiero" («عائشة، عائشة... أنا نبغيك») decía una canción de Cheb Khaled (الشاب خالد —últimamente Khaled a secas—), del mismo título, que aún resuena en mi cabeza.

13 de julio de 2011

The bulwark inward

Sin dejar el asunto del árabe marroquí, más conocido como la (o el) dariya (الدارجة, pronunciado الداريجة; darija en las transcripciones francesa e inglesa) y siguiendo la pista a Ahmed Reda Benchemsi (أحمد رضا بنشمسي), alguno de cuyos artículos en favor de su oficialización citaba de pasada en la entrada anterior, he llegado hasta The Program on Arab Reform and Democracy de la Stanford University, creado por el célebre "príncipe rojo" Moulay Hicham El Alaoui (مولاي هشام العلوي), primo del actual rey de Marruecos, y donde Benchemsi, tras años ejerciendo de enfant terrible de la prensa marroquí, es ahora "visiting scholar", quién sabe si a raíz de este "reportage exclusif" sobre el día a día del príncipe y su familia en EE. UU., que firma y publica en TelQuel en diciembre de 2010, y en el que no falta la referencia lingüística (p. 36): "Même dans le New Jersey", destaca el enviado especial, "la famille princière se fait un point d'honneur à parler en darija, et tient à reproduire tous les rites traditionnelles qu'elle pratiquait au Maroc", subrayándose además el carácter de "musulman assidu" del príncipe, que ocupa un puesto de investigador en dicho programa, y cuya percepción de la diglosia árabe viene expuesta en su artículo "No Picnic: The Dynamics of Culture in the Contemporary Arab World", del que una primera versión apareció, en francés, en Le Monde diplomatique de agosto de 2010, y que me parece interesante citar in extenso (p. 3-5):
What is occurring in the Arab and Muslim world, then, is a kind of schizophrenic lived experience: in private, one regularly consumes the culturally profane -- via television, videos, the Internet, and popular literature, or in carefully segmented and reserved semi-public spaces; at the same time, in public, one is careful to proclaim one's Muslim identity, avoids going to a movie theater, and perhaps makes a show of religiosity by attending the mosque, sporting a beard, or wearing the veil. [...]

1 de julio de 2011

Mamderrejinch


  1. ف ها الاستفتاء ما غاديش نمشي نصوت حيث ها الدستور ما كيعنيناش، ما كيهضرش علينا وكيضمن المصالح غير ديال الشفارة.
  2. كومسيون د الدستور ما كتمثل الشعب: الناس اللي فيها هوما اللي شحال هادي كانوا كيصغروا تزوير الانتخابات.
  3. الدستور خرجوه بطريقة غير ديمقراطية وفوق ذاك الشيء بغاونا نصوتوا بنعم بلا ما نناقشوه، بلا ما نفهموه وبلا ما نشوفوا القضايا اللي كتهمنا وسطه.
  4. الدستور اللي غ يخرج منا غادي يخرج علينا وما عمره ما غ يقول لينا حقوقنا وهاد النهار الاستفتاء اللي غ يغشنا فيه احنا ما عندنا ما نديروا به.
  5. [يتكلم بالأمازيغية.] 
  6. الأحزاب شحال هادي كتكذب علينا خذات الملايير باش تقول لك صوت بنعم والناس اللي كتدعوا للمقاطعة كيضربوهم، كيقمعوهم.
  7. سواء أن صوتنا بنعم، سواء أن صوتنا بلا، صوتنا غير مسموع. واجبنا أن نضطرهم للعودة لهيئة منتخبة من الشعب تسود الدستور. لنحتج، لنحتل الشوارع، لنتظاهر... و«ما مفاكينش»!
La pregunta ya se la hacía maître Ibn Kafka en su blog hace unos días: ¿qué pensar del proyecto de reforma constitucional de Marruecos? Y su respuesta aparecía publicada antes de ayer: "un gâchis royal".

13 de junio de 2011

Los secretos del árabe

Borges y Kodama visitando la necrópolis de Guiza en Egipto
This exemplary anecdote leaves us with the much more melancholy image of an old man defeated. How much of the Arabic language could an eighty-seven year old blind man, dying of liver cancer, hope to learn in a few lessons?
---Dominique Jullien, "In praise of mistranslation: the melancholy cosmopolitanism of Jorge Luis Borges", The Romanic Review, 98, 2007, 205-223, p. 205.

Es de sobra conocida la anécdota de que Borges, que decía que "en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos" (aunque haberlos, haylos) y que había leído a Dante, Ariosto, Tasso, Croce y Gentile en italiano pero era incapaz de hablarlo o de seguir una película en dicho idioma (cf. J.L. Borges, "Autobiographical Notes", The New Yorker, 19.09.1970, p. 40), recibió de un profesor egipcio, meses antes de morir, clases de árabe:
"Las últimas semanas inclusive nos pusimos a estudiar árabe". La idea se le ocurrió a ella [María Kodama], al ver que era imposible contratar a un profesor de japonés que aceptase continuar dando clases en el hotel. Antes del japonés habían estudiado juntos islandés y anglosajón antiguo. Un domingo, a las once de la noche, María leyó un aviso en el diario sobre un profesor egipcio que ofrecía clases de árabe. Lo consultó a Borges. "Por supuesto, por supuesto —la alentó de inmediato—, piense en Las mil y una noches". El egipcio, que vivía en Lausana, al principio desconfió acerca de las intenciones de la desconocida que lo llamaba a esa hora para empezar a tomar clases en la habitación de su hotel. Sin embargo, a la mañana siguiente fue al encuentro. Ella lo esperaba en el lobby. Se saludaron, pero como sucede con frecuencia, sin prestar demasiada atención a los apellidos. Ella sugirió entonces que subiera porque alguien más iba a participar de la clase. El egipcio sonrió. Cuando María abrió la puerta, el recién llegado reconoció de inmediato al anciano y se puso a llorar. Había leído la obra completa de Borges en francés. Propuso enseñarles árabe sin cobrar, pero ellos no aceptaron.
---Héctor D'Amico, "Una visita a Borges", La Nación, 20.11.1993.

La propia María Kodama la ha referido en más de una ocasión, como en esta entrevista con José Tcherkaski (Conversaciones con mujeres de escritores, Buenos Aires, 2003, p. 53) o de nuevo hace un par de días en Casa América. "Ahora", dice Elsa Fernández-Santos en El País (11.06.2011), "sabemos que entre todos los saberes que se extinguieron con él se contaba también un incipiente conocimiento de árabe", aunque ya muchos años atrás Erika Spivakovsky ("In Search of Arabic Influences on Borges", Hispania, LI, 1968, p. 223) le atribuía al argentino un conocimiento de la lengua, "however imperfect that might be", y de la escritura ("he can write Arabic script"); esto último, erróneamente, a la vista del menú de un restaurante árabe bonaerense, sito en el hotel La Rosa Blanca («لوكندة الوردة البيضاء لصاحبها خليل إبراهيم»): sobre la carta del día, reproducida en Cahier de l'Herne 4 (1964) y escrita en árabe a mano por un nativo, alguien del restaurante, anota Borges de su puño y letra unos versos de al-Mutanabbi (المتنبي) traducidos al español.

Pero aunque D'Amico es probablemente el primero en sacar el episodio a la luz, como sostiene Pablo Tornielli ("Algunos motivos árabes e islámicos en la obra de Borges", Borges Studies Online, 20.10.2001) y con él la profesora Dominique Jullien (citada al comienzo de esta entrada), una primera alusión al profesor egipcio se encuentra en una entrevista con María Kodama publicada un par de días tras la muerte de Borges (el 14 de junio de 1986) pero realizada en vida de éste:
Nadie podría confundirla con una turista mientras vaga por la ciudad vieja de Ginebra, toma un lento café, fuma sus larguísimos cigarrillos negros, descifra los signos árabes de ese diario egipcio (El Anhar, se llama) que la acompaña [...].
María Kodama se esfumará al fondo de una angosta calle de la ciudad vieja. Pero con todo, y como un adiós hermético, fiel a sí misma, dirá que está descubriendo los secretos del árabe, cuyas letras se mueven misteriosamente, que las vocales son caminos intermedios entre dos sonidos que le permiten revivir el desierto, que tiene un exótico profesor llegado de Alejandría, que Borges espera el luminoso día en que ella le pueda leer el Corán en árabe.
---"Entrevista a María Kodama. La mujer que acompaña a Borges en el laberinto", Cambio 16, 759, 16.06.1986, 153-157 (154-5).

Y en la que es ella, y no su marido, quien parece estar recibiendo las clases.

Según la anécdota, la misma Kodama le escribía a Borges, ciego desde hacía años, las letras del alifato en la palma de la mano (aunque en alguna versión no queda claro si era ella o el profesor quien lo hacía; como tampoco en qué idioma había leído su obra —si en árabe, "egipcio", francés o inglés— este último, admirador suyo hasta el punto de llorar, arrodillarse y besarle la mano de emoción cuando supo que iba a "tener el privilegio y el honor de ser su maestro": en una rápida búsqueda no he conseguido dar con ninguna traducción al árabe anterior a la fecha de su muerte, en 1986).
Nous avons cherché et trouvé un professeur de littérature arabe, un monsieur égyptien d'Alexandrie. Nous l'avons rencontré à Genève. Il était très petit et très mince comme un bas relief égyptien! Ce monsieur ne savait pas que Borges allait devenir son élève. Quand il avait aperçu Borges au fond de la chambre d'hôtel, il s'est mis à pleurer. Auparavant il avait lu toutes les traductions disponibles en arabe des oeuvres de Borges. Par la suite, nous sommes devenus très amis. Cet homme m'a enseigné les lettres de l'alphabet arabe, à la suite de quoi j'ai fait des dessins des lettres arabes sur la pomme [sic] de la main de Borges. [...]

Borges savait qu'il allait mourir, pourtant le fait de lui avoir trouvé un maître pour lui enseigner l'arabe le réjouissait beaucoup.
---Jaâfar Kansoussi, "Les mille et un contes de la place Jema' el Fna", Horizons maghrébins, 39, 1999, 15-18 (17).

A la pregunta de Tcherkaski sobre el tiempo que duró la relación con aquel "profesor egipcio de Alejandría, con grandes ojos, divino" que les enseñaba árabe en Ginebra y con el que pasaban horas y horas tomando té, responde Kodama:
—Unos meses. Cuando Borges comenzó a fatigarse, a no sentirse tan bien, suspendimos las clases.
¿Volvió a verlo?
—No.
Y me pregunto si no habría algo de borgiano, como parece haberlo ya en la anécdota, en que el profesor en cuestión saliera a la luz (siquiera literariamente) al cabo de un cuarto de siglo, e hiciera públicos sus recuerdos de aquel "merecido regalo" que iba a ser para él, como explica Kodama a Tcherkaski, "darle clases de árabe a Borges" antes de que muriese (p. 53-54).

3 de junio de 2011

Islamismus fugit historiae lumen dum fulget Iberis

Bien que al poco tiempo se les cae el alma a los pies, y se evaporan las arrobadoras ilusiones, al contacto de la suciedad real, y nace, por reacción en el alma, el desprecio a todo lo que se relaciona con los mentecatos moros. [...] Ese tránsito de sentimientos opuestos, no es raro que lo sufran los propios arabistas.
---Julián Ribera, "Más sobre Marruecos", Revista de Aragón, III (1902), p. 88.
Entusiasta admirador, durante su juventud, de la cultura arábiga, modificó luego estas ideas, poniendo verdadero empeño en demostrar que la literatura y las artes de los árabes nada tienen de original [...].

Allá, en su fuero interno, juzgaba como cosa igual a los déspotas y sanguinarios sultanes mahometanos y a los corifeos del liberalismo a quienes llamaba los modernos sarracénicos, creyendo de buena fe que España no había dejado de estar bajo el yugo musulmán, y que los jefes de los actuales partidos liberales eran legítimos sucesores de los antiguos reyezuelos de Taifas. 
---Antonio Almagro Cárdenas, Biografía del doctor d. Francisco Javier Simonet, catedrático que fue de lengua árabe en la Universidad de Granada, Granada, 1904, p. 75-76.

Emblema de la RAH ("Nox fugit historiae lumen dum fulget iberis.")
En El País parecen haber descubierto que hay en España una institución académica rancia ("anclada", dicen, "en la Historia"), cuya labor se ve comprometida a veces por la ideología política, y donde existen cargos vitalicios y una presencia oficial, protocolaria cuando menos, de la Iglesia Católica. Por momentos se diría que están hablando de algunas universidades públicas, pero no, se trata de la Real Academia de la Historia (RAH).