ف ها الاستفتاء ما غاديش نمشي نصوت حيث ها الدستور ما كيعنيناش، ما كيهضرش علينا وكيضمن المصالح غير ديال الشفارة.
كومسيون د الدستور ما كتمثل الشعب: الناس اللي فيها هوما اللي شحال هادي كانوا كيصغروا تزوير الانتخابات.
الدستور خرجوه بطريقة غير ديمقراطية وفوق ذاك الشيء بغاونا نصوتوا بنعم بلا ما نناقشوه، بلا ما نفهموه وبلا ما نشوفوا القضايا اللي كتهمنا وسطه.
الدستور اللي غ يخرج منا غادي يخرج علينا وما عمره ما غ يقول لينا حقوقنا وهاد النهار الاستفتاء اللي غ يغشنا فيه احنا ما عندنا ما نديروا به.
[يتكلم بالأمازيغية.]
الأحزاب شحال هادي كتكذب علينا خذات الملايير باش تقول لك صوت بنعم والناس اللي كتدعوا للمقاطعة كيضربوهم، كيقمعوهم.
سواء أن صوتنا بنعم، سواء أن صوتنا بلا، صوتنا غير مسموع. واجبنا أن نضطرهم للعودة لهيئة منتخبة من الشعب تسود الدستور. لنحتج، لنحتل الشوارع، لنتظاهر... و«ما مفاكينش»!
Los del Movimiento 20 de febrero (حركة 20 فبراير), como se ve en el vídeo, lo tienen claro, y así lo ha expresado el colectivo Mamfakinch (ما مفاكينش, "no cejaremos") a través de su campaña de boicot Mamsawtinch (ما مصوتينش, "no vamos a votar"), en lo que podría pasar, por otra parte, por un homenaje a ese modo, tan característico del marroquí, de negar predicados no verbales, a medio camino en el denominado "ciclo de Jespersen".
Yo me quedo con el artículo 5 del nuevo proyecto constitucional, relativo a las lenguas, donde se dice (y cito en francés porque hay quien sostiene que es en este idioma, significativamente, en el que ha sido redactado el proyecto, y luego traducido al árabe —como las precedentes, según el propio Ibn Kafka, que opina en cambio que no ha sido el caso de ésta—) que "l'amazighe constitue une langue officielle de l'Etat, en tant que patrimoine commun à tous le Marocains sans exception", sin concretar cómo van a repartirse dicha oficialización sus distintas variedades (tres al menos), cada una de ellas tan digna de ser considerada "lengua" a título propio como el portugués o el rumano con respecto del latín: al joven que interviene en el vídeo en 5º lugar, sin ir más lejos, sólo lo entiende un porcentaje no mayoritario de los bereberes marroquíes. Una ley orgánica, prosigue el texto, definirá el proceso "de mise en œuvre du caractère officiel de cette langue", que se adivina más que complejo.
Sobre el propio francés, tan oficial de facto como el árabe, pas un seul mot, y apenas una alusión más que velada cuando se dice que:
L'Etat [...] veille à la cohérence de la politique linguistique et culturelle nationale et à l'apprentissage et la maîtrise des langues étrangères les plus utilisées dans le monde.Y en cuanto al árabe oficioso, "l'Etat œuvre à la preservation du Hassani, en tant que partie intégrante de l'identité culturelle marocaine unie, ainsi qu'à la protection des parlers et des expressions culturelles [«اللهجات والتعبيرات الثقافية»] pratiqués au Maroc", esto último en tímida alusión a la dariya o árabe corriente (الدارجة), cuyo papel en la vida pública (desde la enseñanza a los medios de comunicación, pasando por su uso en el Parlamento, los tribunales, etc.) sencillamente se omite, desoyendo así, como era de esperar, las voces que reclaman para este árabe marroquí (o marroquí a secas) la consideración de lengua nacional y oficial, como lo es el (árabe) maltés en Malta; o desatendiendo las recomendaciones del coloquio internacional "La langue, les langues" organizado por la Fundación Zakoura Education hace poco más de un año, tendentes a "la standardisation d'une langue arabe moderne, dans laquelle se rejoindront l'arabe écrit modernisé et l'arabe tel qu'il est parlé couramment par les Marocains" (p. 13). Véase, a propósito de Zakoura Education, la entrevista de Dominique Caubet con Noureddine Ayouch (نور الدين عيوش), su fundador y presidente de honor, publicada en Estudios de dialectología norteafricana y andalusí (EDNA), 7 (2003), 135-141.
Ignoro cuál es la postura del Movimiento 20-F al respecto, si es que la hay. La única de sus reivindicaciones en materia lingüística ("la reconnaissance de la langue amazighe comme langue officielle à l'instar de la langue arabe, ainsi que la reconnaissance des spécificités de l'identité marocaine dans ses éléments constitutifs essentiels: linguistiques, culturels et historiques") parece más o menos satisfecha con el nuevo proyecto constitucional, y cómo no reparar en que el último personaje del vídeo se expresa, contrariamente al resto, en árabe normativo (salvo —significativamente— en la arenga final, entrecomillada en mi transcripción). Quizá haya que pensar que esa "génération darija", a la que Caubet ha dedicado uno de sus artículos, no ha cuajado aún, al menos en el ámbito de la contestación ciudadana, o en la medida en que lo ha hecho la reivindicación del bereber (ya antigua, y más magrebí que marroquí propiamente dicha); ni ha pasado, por tanto, a engrosar las filas de lo que yo denominaría "el movimiento Derrej" (del imperativo درّج!, "habla en dariya"), en el que de momento parecen militar, si se me permite la ironía, casi tantos marroquíes como extranjeros. Considérese, p. ej., el caso del semanario gratuito Khbar Bladna (أخبار بلادنا), aparecido en Tánger en 2003 por iniciativa de la estadounidense Elena Prentice y germen de la editorial del mismo nombre especializada en textos dialectales, como el celebrado Darle al pico (تقرقيب الناب) de Youssouf Amine Elalamy (يوسف أمين العلمي). En una entrevista con la secretaria de redacción de la revista, Zhor Arfaoui (زهور العرفاوي), ésta se declara partidaria de emplear ocasionalmente vocabulario del árabe normativo (p. ej., سيارة en lugar de طوموبيل) y alude incluso a un único "patrimoine linguistique arabe", en un gesto que, en mi opinión, delata una disparidad de sensibilidades (me pregunto si insalvable) entre nativos y adoptivos: "A vrai dire", matiza esta periodista y profesora de marroquí para extranjeros, "c'est une idée tout à fait personelle, Mme Elena Prentice n'était pas d'accord avec moi. Elle aimerait mieux écrire en dialecte pur" (EDNA, 7, 2003, p. 145).
Es interesante observar, p. ej., que tampoco el jurista "en liberté surveillée" que se esconde tras el seudónimo de Ibn Kafka plantea la cuestión del marroquí (ni la del francés, dicho sea de paso, en que él mismo se expresa) en el artículo 7 de su "brouillon de constitution", pero sí menciona la hasanía (الحسانية), que acompaña a las tres grandes variedades bereberes en la categoría de "langues nationales du Royaume". Sólo al analizar el texto definitivo de la reforma se pregunta por qué esa referencia a "des parlers [...] pratiqués au Maroc" y no, en su lugar, una mención expresa a la dariya con todas sus letras. ¿Hasanía sí pero dariya no?
Hay, incluso entre lingüistas y pedagogos (algunos tal vez más por el afán de ver ampliado su radio de acción que por sincero convencimiento), quienes parecen creer que son las lenguas las que determinan a las sociedades o, dicho de otro modo, quienes ignoran los límites, internos y externos, de la planificación lingüística. "Tous les pays qui ont élevé les langues vernaculaires au titre de langue officielle ont connu un essor économique et social important", sentencia Mourad Alami (مراد علمي), tomando el rábano por las hojas. Para este partidario de que la propia constitución se redacte en marroquí, es al parecer la lengua (y no la historia, la economía, los poderes fácticos, etc.) la que hunde a unos y aúpa a otros. Pero las lenguas, me temo, raramente son el problema o la solución, y en este sentido yo recomendaría una lectura atenta de las conclusiones a las que llega Robert L. Cooper en su Language Planning and Social Change (Cambridge U. Press, 1989). "Si bien la planificación lingüística es, en determinadas circunstancias, una condición necesaria para el desarrollo económico, es poco probable que sea una condición suficiente", reza una de ellas en la traducción española (1997, p. 217), y así cabría citar otras tantas que invitan a la prudencia y a la cautela:
6. La planificación lingüística no es iniciada por personas cuyo interés principal es la lengua. [...]A nadie se le oculta que, de un tiempo a esta parte, el marroquí resulta cada vez más visible: así ocurre en la publicidad (N. Ayouche, impulsor de la Fundación Zakoura —y de iniciativas como el colectivo Democracia y Modernidad o Transparency Maroc—, ya mencionado, es también, curiosamente, presidente y fundador de la agencia Shem's Publicité, pionera en el uso publicitario de la dariya a comienzos de los 70); en los medios de comunicación (incluso en los escritos) y en la lucha contra el analfabetismo; y más quizá, paradójicamente, que el amazig, pese a contar este último con su particular "Real Academia", el IRCAM, y con una televisión y una radio públicas a su servicio. El último episodio de esta visibilización ha sido el doblaje al marroquí de series y telenovelas extranjeras. "Les fictions en «darija» font sensation", titula el diario Le Matin, que califica esta moda de "phénomène social". Con todo, está por ver si, como suele decirse, la realidad supera a la ficción.
12. La democratización política o la participación política más amplia ejercen presión para que mejore el acceso a la alfabetización. Ello puede culminar en una reducción de la brecha entre las variedades habladas y escritas o en un mejoramiento del acceso a la educación formal o ambas cosas. [...]
15. Es más probable que den resultado las alternativas de política lingüística que se ajustan a los sistemas de valores y creencias de la población a que están dirigidas que aquellas alternativas que se oponen a esos valores y creencias.
16. Es poco probable que dé resultado la planificación formal previa a los cambios de las funciones para las cuales se emplea una lengua. [...]
19. La planificación lingüística contribuye tanto a la continuidad como al cambio, no sólo de la lengua en cuestión sino también de otras instituciones sociales. [...]
23. La planificación lingüística rara vez corresponde a un paradigma racional de adopción de decisiones o de solución de problemas.
1 comentarios :
A propósito: los de Mamfakinch publican en su sitio web un comunicado en marroquí... pero con título normativo (نداء لمناضلي 20 فبراير).
Interesante, ¿no?
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