Asín era puntual. Minutos después de las once su figura emergía de la penumbra del claustro de Derecho. Le veo perfectamente avanzar, erguido, elegante, con un aire entre cardenal y torero, con las manos a la espalda sujetando los pliegues del manteo impecable, que aún no había sustituido por la dulleta.---Emilio García Gómez, "En la jubilación de don Miguel Asín", Al-Andalus, 6 (1941), 2, p. 266.
En Don Emilio todo es y ha sido muy rápido. [...] "Como los toreros —dice—, he toreado los toros conforme salían del toril".---Joaquín Vallvé, "El arabismo en la Universidad Complutense en el siglo XX", Catedráticos en la Academia, Académicos en la Universidad, 1995, p. 119.
Era vivo y ágil como una ardilla. Su mirada, penetrante como la de un lince; su voz, recia y grave, imponía respeto; sus respuestas, tajantes y rotundas, pero siempre su trato fue cordial y su conversación muy grata. A veces dejaba caer en momentos de mayor intimidad y con gestos muy expresivos: «A mí me hubiera gustado ser bailarín o torero, pero no me acompaña el tipo».---Joaquín Vallvé, "Homenaje a don Emilio García Gómez", Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 28 (1996), p. 140.
El talante: aquella figura menuda y pulcra, de cumplido andar con algo de paso taurino en ruedo y gesto oratorio en tribuna, de espléndida voz sonora, profunda, modulada, de fonética exacta, lo poseía en caudal impresionante, le transminaba y a través de él transminaba.---Pedro Martínez Montávez, "Evocación de un inolvidable maestro universitario", Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 28 (1996), p. 104.
Me dedico a estas cosas porque no he podido ser, ni director de orquesta sinfónica, una de mis grandes pasiones, ni torero, que era la segunda de mis grandes pasiones.---Juan Pablo Arias, Manuel C. Feria y Salvador Peña, "Pedro Martínez Montávez. Entrevista realizada en la Facultad de Filosofía y Letras de Málaga en julio de 2000", Arabismo y traducción, Madrid, 2003, p. 134.
Actualización (11.07.2010)
Yo organicé y di un cursillo sobre la fiesta brava para los estudiantes árabes, pues una de mis dimensiones ha sido y es la preocupación por lo taurino como objeto profundo de reflexión cultural, y recuerdo que en alguna ocasión me cogía una muleta y un capote e intentaba enseñar al becario lo que era una verónica y una media verónica y un farol...---Pedro Martínez Montávez, en Mercedes del Amo y María Isabel Lázaro, "El intelectual y su memoria: Pedro Martínez Montávez", Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 52 (2003), 229-254, p. 241.
2 comentarios :
¡Cómo está el patio! Fíjese que la prisa me había hecho leer en un primer momento: «Arabismo y tontería».
Había pensado en alguna gracia como «Taurismo y arabomaquia», pero esto último podía malinterpretarse (¿arte de lidiar con los árabes? ¿de lidiar árabes?).
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