A Aram lo conocí en persona una tarde tormentosa y en compañía de unos colegas cuya actitud (hacia los marroquíes para empezar: "perros y malos" vociferaba uno del grupo en lo que era, al parecer, sólo una forma de hablar entre arabistas) me causó, escaso como ando de espíritu gregario, la peor de las impresiones. Que los arabistas no están libres de prejuicios, a veces extremos, no es ninguna novedad. Que se manifiesten de manera tan zafia, en cambio, nunca deja de sorprender.
Del escenario de nuestro siguiente encuentro, unos dos meses después, guardo por fortuna mucho mejor recuerdo: fue con motivo de la primera mesa redonda sobre didáctica de la lengua árabe que se celebró en la Universidad de Murcia en diciembre de 2004, y en la que ambos participábamos. De entonces a esta parte hemos coincidido otra vez, si la memoria no me falla, en Málaga, pero sobre todo en el terreno de la enseñanza del árabe como lengua extranjera (EALE) en general y, más en particular, en el diagnóstico y tratamiento de sus males. Yo diría que hemos coincidido, incluso, en la vehemencia con que hemos discrepado a veces, las menos, y que siempre he preferido, desde luego, a la tibieza y lenidad de otros colegas, más comprometidos, suelo pensar, consigo mismos y con su capital simbólico que con la discusión de los problemas. Con Aram no hay medias tintas, y eso en un gremio tradicionalmente bienmandado y autocomplaciente no tarda en cerrarte puertas, aun siendo él mismo la que mejor comunicaba al arabismo universitario con el de las EOI, hoy presente, si mi información es correcta, en al menos 24 de ellas (contando con la de Pamplona, donde no es oficial), y que se se remonta de algún modo a la introducción del árabe vulgar en la Escuela Central de Idiomas de Madrid en 1911 (Gaceta de Madrid, nº 177, 26.06.1911, p. 859). Es a este arabismo, no universitario pero vinculado en gran medida al de la universidad, al que Aram se incorpora a mediados de los 80, momento en que se hace expresa la necesidad de que "en las disciplinas de idiomas modernos" la fase de oposición se desarrolle "íntegramente en el idioma correspondiente" (cf. la Orden de 21 de marzo de 1986, BOE nº 77, 31.03.1986, base 6.9). Durante años Aram insistirá en la conveniencia de introducir ese mismo requisito en los procedimientos de selección del profesorado universitario, tal y como recogería después la Campaña para la acreditación y uso del árabe, y es que rara será la propuesta o iniciativa en pro de arabizar el arabismo de la que Aram no pueda considerarse antecedente o precursor, como sucede con otra campaña, anterior a la mencionada, que lancé a finales de 2003 y cuyo objetivo, como el de muchas entradas de este blog, era denunciar el estancamiento de la EALE en España y abogar por su refundación, digámoslo así, desde dentro. A este respecto conviene advertir que cuanto tienen de bueno las oposiciones a profesor de EOI, por retomar el tema, se debe a la existencia de una normativa común a todos los idiomas, mientras que los temarios, p. ej., en cuanto competen a la especialidad de árabe, delatan esa vinculación, de la que hablaba más arriba, con el arabismo universitario, trasnochado, por lo general, en esta materia. Otro tanto podría decirse de la aplicación del Marco común europeo de referencia para las lenguas, obligada en el caso de las EOI.
Vuelvo ahora sobre estos años de correspondencia electrónica con Aram, que he procurado conservar bien archivada, y veo que no hay probablemente asunto relativo a la EALE que no hayamos tratado, coincidiendo nuestras opiniones, además, muchas veces, aunque por mi parte no es el simple hecho de que Aram me diera la razón lo que voy a echar de menos, sino el de que me entendiera: "Dios provea quien nos entienda, aunque no sea más", dice un refrán («الله يجيب اللي يفهمنا وما يعطينا والو» en una de sus versiones marroquíes) al que hemos recurrido más de una vez. Porque colegas que te den la razón en esto de cómo enseñar el árabe los hay (también, sospecho, los que se limitan a seguirte la corriente), pero que sientas que te comprenden de veras, pocos: los mismos, por lo general, que no ven en cada discrepancia una ofensa.
Yo confío aún en que Aram reconsidere parte de su decisión y distinga entre dejar su puesto en la EOI de Málaga y abandonar el que ocupaba en el terreno de la EALE en España, aunque si los sinsabores del primero apenas alcanzo a intuirlos, porque he preferido redactar esta entrada sin consultarle al respecto, de los del segundo, por el contrario, tengo demasiada constancia como para animarle a seguir dando voces al viento, que es lo que nos hemos descubierto haciendo en más de un momento de lucidez.
Bromeaba Aram hace un mes en Facebook (aunque sus comentarios ya no son visibles) acerca de retirarse a vivir junto a la cascada del río Aggay (وادي أݣاي), en las inmediaciones de la ciudad de Sefrou (صفرو), en Marruecos. Bromeaba, digo, quizá acariciando ya la idea del retiro, pero no se me ocurre, en cualquier caso, qué mejor deseo expresarle en su jubilación que el de que la disfrute mucho: si no allí, entre cerezos, sí al menos cerca del árabe y lejos del mundanal ruido.