محيي الدين اللباد، ألفبائية فلسطين (ألف)، 1985 |
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30 de abril de 2011
Hacer el álif con un canuto
2 de abril de 2011
El traje nuevo del césar
Camisa talismán de Murad III, en Hülya Tezcan, Tılsımlı Gömlekler, 2011 |
Hipérboles aparte, acierta el comentarista, y al César lo que es del César, al insinuar que hay arabistas que no saben árabe, es decir, hablarlo, que es como haber estudiado solfeo, saberse cuántas teclas tiene un piano y a qué nota corresponde cada una, pero no pasar de tocar en él los compases iniciales del Para Elisa de Beethoven, y aun eso con el tempo cambiado. Fácilmente se comprenderá que un pianista así puede estar en condiciones de escribir una biografía del compositor alemán o de editar una partitura suya desconocida, y que está en su derecho de amar a Satie o detestarlo, pero que en ningún caso debería dar un concierto (cosa que, si es mínimamente cuerdo, se guardará de hacer) y, sobre todo, ser profesor de piano en un conservatorio, como sí sucede sin embargo en el caso del árabe, sin que nadie (en apariencia) eche en falta la música o sea tildado de indocente.