9 de julio de 2013

Feliz Ramadán 1434

Durante los últimos meses Anís del moro ha permanecido en silencio por falta de inspiración o de temas que abordar, no por desatención y mucho menos, que conste, por el apercibimiento que me hizo el protagonista de la última en mensaje privado (me pregunto por qué no a través de los comentarios del blog), sin más réplica ni argumento que el de recomendarme que no vierta determinadas expresiones sobre su persona y que cuide "un poco más" mi lenguaje cuando me refiera a él, cosa que trataré de hacer durante el mes que entra, pese a hallazgos como éste, ante los que uno ha de quitarse el sombrero y el cuero cabelludo si fuera necesario. Ignoro, por cierto, si recibiría mi cumplida respuesta, porque se la envié desde una dirección de correo-e que utilizo para todo lo relativo a este blog, distinta de la de mi universidad, a la que él me había escrito, no sé si considerando, pese a mis precauciones, que blogueo ex cátedra. Como sé que acabará leyendo esto, sólo tiene que decírmelo y se la enviaré de nuevo gustoso, invitándolo como entonces a replicar aquí mismo si lo cree oportuno.

Aunque durante este tiempo he estado participando en el animado grupo de Facebook Arabistas por el mundo, donde concurren profesores (los menos) y estudiantes de Filología Árabe y similares, Traducción e Interpretación, y otras personas interesadas en los estudios árabes e islámicos, tampoco ha sido éste motivo para abandonar el blog, y raro es, de hecho, que alguno de los comentarios allí leídos no haya tenido eco en Anís del moro: quien quiera tomarle el pulso al arabismo que sale de nuestras aulas, más que al que vuelve a ellas convertido en profesorado, encontrará en este grupo muchos elementos de juicio.

Qué mejor excusa para romper ahora el silencio que la de formular, como en años anteriores, el deseo que da título a esta entrada, confiando además en que pronto le sucedan otras.